The Assassin


Título original: Nie yin niang
Año: 2015
Duración: 105 min.
País:  Taiwán
Director: Hou Hsiao-Hsien
Guión: Hou Hsiao-Hsien, Chu Tien-Wen, A. Cheng
Música: Giong Lim
Fotografía: Mark Lee
Reparto: Shu Qi, Chang Chen, Satoshi Tsumabuki, Ethan Ruan, Nikki Hsieh, Ni Dahong,Zhang Shijun, Michael Chang, Jiang Wen, Zuo Xiaoqing, Xu Fan, Tadanobu Asano,Zhou Yunin
Productora: Coproducción Taiwán-China
Género:  Acción | Artes marciales. Siglo IX


Sinopsis

China, siglo IX. Nie Yinniang regresa a casa de su familia tras años de exilio. Educada por una monja que la inicia en las artes marciales, es una auténtica justiciera cuya misión es eliminar a los tiranos. Su maestro le encarga como misión matar a su primo Tian Ji’an, gobernador disidente de la provincia militar de Weibo. Nie Yinniang tendrá que elegir: sacrificar al hombre que ama o romper definitivamente con “la orden de los Asesinos”. (FILMAFFINITY)


La delgada línea entre el arte y el fraude

El cine oriental se caracteriza, bajo nuestra mirada occidental y en términos generales, por un especial cuidado de la estética que contribuye a una actitud contemplativa, incluso en el cine de artes marciales donde la acción se hace más protagonista, los silencios cuentan la historia relegando al diálogo como apoyo. Esto hace que, como buenos occidentales obsesionados con etiquetarlo todo, hayamos creado un subgénero llamado “asiático”, que no es otra cosa que una forma diferente de entender un arte. Autores como el maestro Kurosawa (Los siete samuráis, 1954) , Wan Kar-Wai (Deseando amar, 2000), Park Chan-Wook (Oldboy, 2003) o, en menor medida y bastante más personal, Takashi Miike, han traspasado esa frontera, sin vender su arte.

Shu Qui, la asesina a la que hace referencia el título del film.
Shu Qui, la asesina a la que hace referencia el título del film.

The Assassin cumple los requisitos de ese cine oriental en cuanto al cuidado preciso de la estética. Una acertada dirección y puesta en escena donde la fotografía tiene el papel de protagonista absoluto. Rodada en un atractivo formato de 4:3, cada fotograma es una delicia visual. Cada imagen por separado podría ser considerada una obra de arte. Y es aquí, en su mayor virtud, donde reside su principal problema: que es una película. Un libro de fotografía le habría salido más barato al director taiwanés Hou Hsiao-Hsien, y yo sería el primero en comprarlo. Pero si hablamos de cine, la exigencia es mayor.

No seamos hipócritas: igual que un típico blockbuster de acción no es malo por sí mismo sino porque suele carecer de sentido y argumento, una cinta con gran poder visual y pretensión de poema metafórico continúa siendo un ejercicio incompleto si no tiene más que eso. Y es que The Assassin tiene un argumento sencillo que se pierde entre las ramas de imágenes y una presencia intermitente de guión. Se trata de una sucesión de bellas fotografías en las que de vez en cuando pasa algo. Así, literal.

La fotografía, la mejor baza del film.
La fotografía, la mejor baza del film.

Este tipo de cine, también llamado “gafapastero” (por seguir etiquetando), sea oriental o no, porque ejemplos hay por todo el mundo, tiende más a alimentar el ego del autor, faltando al respeto al público. Unos se sentirán frustrados por creer que no han entendido una supuesta metáfora de hora cuarenta y cinco; otros se indignarán por la tomadura de pelo; y algunos pocos, infravalorando a los anteriores, dirán eso de que se trata de cine para paladares exigentes.

Valoración (sobre 10): 2

Gabriel Martínez Ruibal

Gabriel Martínez ha escrito 143 artículos en Ciempiés.

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