Los insólitos peces gato


Título original: Los insólitos peces gato
Año: 2013
Duración: 95 min.
País:  México
Director: Claudia Sainte-Luce
Guión: Claudia Sainte-Luce
Música: Madame Recamier, Lino Nava
Fotografía: Agnès Godard
Reparto: Ximena Ayala, Lisa Owen, Sonia Franco, Wendy Guillén, Andrea Baeza, Alejandro Ramírez Muñóz
Productora: Cine CANÍBAL / Jaqueca Films / CONACULTA / Fondo para la Producción Cinematográfica de Calidad / IMCINE
Género: Comedia. Drama | Comedia dramática. Familia


Sinopsis

Claudia, una joven callada y meditabunda, trabaja en un supermercado como promotora de salchichas. Por no saber lidiar con esta insostenible soledad, termina en la sala de urgencias de un hospital público, con un severo caso de apendicitis. Es ahí donde conoce a Martha, una mujer que se encuentra hospitalizada en la cama de al lado. Martha, quien vive acompañada por sus hijos, poco a poco se gana la confianza de Claudia. El curioso equilibrio de esta familia logra que Claudia establezca una relación de amistad con Martha, lazo que poco a poco se va estrechando. (FILMAFFINITY)


Las luces de la desdicha

La debutante Claudia Sainte-Luce dirige, con un guión propio basado en su experiencia, un drama costumbrista con aires de cine indie a la mexicana. Una película que nos habla de saber llevar la soledad, la necesidad de crear lazos afectivos y el valor de enfrentarse a la enfermedad; todo ello desde un prisma realista, positivo y sin caer en obviedades, alejado de estereotipos.

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Lisa Owen y Ximena Ayala, protagonistas de la película.

Con sencillez y humildad, se nos presenta a dos personajes que sufren en silencio, cada uno a su manera. Por un lado una joven tímida y callada incapaz de encontrar su lugar en el mundo, a la que da vida Ximena Ayala con una interpretación que consigue transmitir en cada gesto sin necesidad de abrir la boca. Por otro una madre de familia, vitalista y fuerte, una muy convincente Lisa Owen, cuya bondad le hace alejarse del dolor. Las dos actrices, cuya buena química ayuda a que empaticemos con ellas desde el primer momento, nos muestran a dos personajes, aparentemente opuestos, que se ayudan mutuamente de forma instintiva estableciendo una relación más allá de un entorno familiar. El punto de vista objetivo que una persona necesita para conocerse mejor, alguien en principio ajeno a su mundo, y que sin embargo va introduciéndose poco a poco hasta formar parte de él.

A pesar de que tarda en arrancar, con inicio excesivamente lento, la cinta se mueve entre el drama y la comedia de manera fluida gracias en gran parte a los planos cámara en mano o algún plano secuencia que dota de dinamismo a las escenas más costumbristas, nos hacen ser testigos presenciales, por ejemplo, de una comida en la que se puede ver también el buen hacer de la dirección y de los intérpretes. Esto, junto a la fotografía, imprime a cada fotograma aires de improvisación.

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La familia de Owen, a la mesa.

El dramatismo de los temas queda expuesto de forma sensible pero sin caer en la condescendencia; es decir, no se queda anclado en el dolor y sufrimiento, que como todos bien sabemos pasa un enfermo terminal, sino que nos muestra soluciones para afrontar una tragedia inevitable. De igual forma, el hecho de la soledad no nos es descrito como algo trágico ni desesperadamente marginal, sino como una opción del destino que puede ser salvada si la casualidad (o causalidad) topa con la pieza oportuna.

Una película protagonizada casi al completo por mujeres, que recuerda en cierto modo a Little Miss Sunshine (Jonathan Dayton y Valerie Faris, 2006) sin edulcorantes, que nos muestra la fragilidad humana con más luces que sombras.

Valoración (sobre 10): 6

Gabriel Martínez Ruibal

Gabriel Martínez ha escrito 143 artículos en Ciempiés.

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