«The Knick», el retorno de la codeína

La serie creada por Jack Amiel y Michael Begler volvió a finales del pasado año con ganas de concluir una historia que nos mostraba los problemas típicos de la medicina de principios del siglo XX. Como recordaréis, entre operación y operación nos mostraban los problemas socioculturales más típicos de la época y entre tanto barullo nos colaban una de drogadicción fortuita.

La serie de televisión de Cinemax (propiedad de Time Warner), como hemos dicho, emitió su último episodio a mediados de diciembre y cerró una historia redonda de principio a fin. Corta, pero necesaria.

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«Este es su último día como atracción, y ustedes, serán su última audiencia».

Esta segunda entrega decide mantener en todo momento el tono de los primeros capítulos y continuar los problemas en paralelo de cada uno de los personajes de manera que pueda llegar a reconstruir a la perfección la sociedad del momento. Las drogas vuelven, la lujuria se mantiene y los racismos nunca se fueron. La fotografía y la dirección tienen ese sabor típico de la marca y el guión se mantiene, ni más ni menos (y eso no es algo malo).

En cuanto a las interpretaciones no tenemos demasiado nuevo. Los personajes son los mismos de la primera temporada y los actores, como es normal, ejecutan su trabajo de forma regular. Unos realizan su función y ponen cara a un personaje sin más y otros construyen un personaje carismático y difícil de olvidar, como es el caso de Clive Owen y el Dr. John Thackery.

Si bien es cierto que a lo largo de esta segunda temporada podemos ver algunas historias no tan interesantes como en la primera, este desnivel se arregla automáticamente con el capítulo final, en el que todos y cada uno de los cabos acaban atados y con fuerza. Actualmente los creadores juegan con la idea de proseguir la serie con una posible tercera temporada.

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«Bueeeno…¿a quién hay que operar?»

En mi humilde opinión, deberían de dejar la libreta sobre la mesa, guardarla en un cajón con llave y concluir definitivamente. Esto no quiere decir que la serie aburra y necesite acabar con urgencia, sino que es necesario que no se abusen de las cosas buenas, porque lo único que puede pasar es que empeore y cambie nuestra concepción sobre algo que, en un pasado, fue mejor.

Como conclusión de forma resumida recomendar esta serie una y otra vez. La cantidad de datos sobre medicina arcaica, las interpretaciones y la dirección convierten a esta serie en una pequeña delicia. No tan buena como otras, pero sin duda muchísimo mejor de lo que se conoce y alaba normalmente en el mundo de la televisión.

Javier Sólvez

Javier Sólvez López ha escrito 219 artículos en Ciempiés.

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