«Gaycation»: no es la serie de la que todo el mundo habla pero sí la que todo el mundo debería ver

La actriz Ellen Page junto a su mejor amigo Ian Daniel nos traen Gaycation, una serie documental enmarcada en la cadena de televisión Viceland, cuya primera temporada consta de cuatro capítulos. En ellos, exploran el mundo LGTB en cuatro países diferentes: Japón, Brasil, Jamaica y EE.UU. Dichos capítulos de unos 45 minutos de duración muestran como la homosexualidad sigue siendo un problema/enfermedad/algo malo que hay que erradicar o simplemente algo de lo que avergonzarse.

Antes de seguir, debemos recordar que Ellen Page salió del armario durante un congreso sobre derechos humanos en el año 2014: «siento que tengo una obligación personal y una responsabilidad social», «estoy aquí por ser homosexual y, quizá, pueda ayudar a que la vida de otros sea más fácil». Desde entonces, se ha consolidado como referente en Hollywood y firme defensora de los derechos LGTB del mundo. De hecho, desde el punto de vista de una servidora que escribe, creo que desde que se reconoció abiertamente lesbiana el mundo Hollywoodense la ha encasillado en papeles lésbicos simples basados, la mayoría, en estereotipos y sin mucha profundidad. Pero este es otro tema y solo es una opinión personal que podría dar pie a otro debate o a otro post.

Volviendo a Gaycation, es interesante ver cómo se trata la homosexualidad o la transexualidad en los diferentes países dado que, muchas veces, podemos pensar o creer que todo sucede como en España (un país que, pese a todas las deficiencias y cosas que quedan por hacer, es una «maravilla», un «Paraíso», y estamos súper «evolucionados» en comparación con los cuatro que se nos muestran en la serie). Esta primera temporada nos cuenta cuatro puntos de vista diferentes, cuatro culturas contrarias de expresar, entender o vivir el amor. En palabras de Ellen Page: «el amor, con su belleza, su alegría o incluso su dolor, es el mayor regalo que uno puede dar o recibir.«

Gaycation Japón

Tokio es el primer destino de este viaje. En el país nipón no existen leyes antidiscriminación para proteger a la comunidad LGTB, tampoco hay comprensión o conocimiento acerca de esta comunidad. Como podemos ver en el documental, en Japón ser gay no está aceptado por la sociedad, es «otro mundo» que se ve en la televisión pero no como algo real sino como un género manga y, a la hora de la verdad, la homofobia sigue siendo invisible. Salir del armario se considera un hecho vergonzoso y quien lo realiza no suele recibir apoyo de sus familiares y amigos porque está mal visto. Todo esto se debe a la presión que se sufre en Asia Occidental por no salirse de lo «normal». También es un hecho que los políticos intentan evitar el tema del matrimonio igualitario dado que, desde siempre, el núcleo familiar ha sido un hombre casándose con una mujer y teniendo hijos. El matrimonio homosexual es ilegal y de esta forma, el amor gay es un tabú.

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Ellen e Ian simulando una boda en Japón

Es interesante resaltar tres cosas que llaman especialmente la atención; la primera es el tema de los comic manga denominados «yaoi» (amor de chicos), comics homoeróticos de hombres escritos por mujeres heterosexuales para mujeres heterosexuales. Las mujeres que leen este tipo de lectura son conocidas con el sobrenombre de «corrompidas», interpretan la homosexualidad como un pasatiempo, una fantasía que no existe más allá de la frontera gráfica y la televisión. Y así, este tipo de mujeres se entretienen viviendo en una realidad paralela que creen que acaban cuando cierran el comic o apagan el televisor.

En segundo lugar, siento la necesidad de destacar los «matrimonios amistosos». Un servicio clandestino en Japón que organiza matrimonios de conveniencia para clientes gais para ayudar a convencer a familiares y amigos de que son heterosexuales. ¿En serio, en pleno siglo XXI seguimos así? La respuesta es sí. En esta tapadera, el matrimonio vive en la misma casa, comparte los sitios comunes como puede ser el baño, el comedor o la cocina pero se turnan para usarlos y no pasar tiempo juntos.

Se puede llegar a entender que pertenecer a una minoría sexual en Japón de forma abierta sea en cierto modo peligroso. A los abiertamente homosexuales no se les agrede de forma física pero sí de forma verbal. Además, mostrar muestras de cariño como darse la mano en público no se hace por miedo a que te juzguen o piensen de ti que tienes un problema. Por no hablar de lo que supondría ver a dos hombres o dos mujeres darse un beso en un sitio público como cuenta una pareja en el vídeo. Ok. Pero una cosa es esconderse (que ya me parece mal, aunque parece ser que es un hecho cultural y no religioso) y otra cosa es casarse con alguien que no conoces de nada y con la que no te interesa tener ni un mínimo de relación para convivir, cuyo único objetivo es estar con gente que realmente te atrae pero con la que nunca vas a tener nada serio a pesar de lo que sientas por miedo a lo que piensen de ti.

En último lugar, y quizá, menos relevante para mi punto de vista, es el tema de las empresas que alquilan gente para hacerse pasar por familiares o amigos y hacer de acompañante en bodas, funerales… (Digo menos relevante porque no es algo que se haya creado especialmente para el colectivo homosexual sino que se ha adaptado a él aprovechando las circunstancias y esa cultura de la vergüenza japonesa). Dichas compañías cada vez son más demandadas por el mundo LGTB que las solicitan para tener compañía a la hora de salir del armario con la familia. Obviamente, esto en Europa es inconcebible… vamos a ver… entiendo que dar el paso con la familia o los seres cercanos sea complicado, se sienta miedo por un posible rechazo, etc. Pero, ¿de verdad es necesario contratar a alguien que no te conoce de nada, que no empatiza contigo y que solo está ahí porque le estás pagando un dinero?

Ian y Ellen junto a los miembros de la empresa «Romance Familiar».

Entiendo que es difícil comprender o ponerse en el lugar de un/una japonés/japonesa homosexual debido a que la cultura asiática y europea es completamente diferente. Pero es muy difícil empatizar con algo que no llegas a comprender y más viviendo en el siglo XXI. También supongo que si un japonés viene a Europa, más concretamente a España (ciudades grandes como Madrid o Barcelona porque en las pequeñas la realidad es otra), se quedaría alucinando al ver a las parejas, tanto de chicos como de chicas, demostrando su cariño por pleno centro de la Gran vía sin esconderse y sin que nadie les mire de forma extraña.

Conocer la forma de vida o la cultura nipona respecto al mundo LGTB ha sido algo chocante teniendo en cuenta que el barrio gay de Tokio, «Ni-Chome», es uno de los más famosos del mundo y, aún así, esta cultura se avergüenza en silencio de la gente que lo frecuenta. Además, el documental deja claro que si la homosexualidad entre hombres está mal vista, la homosexualidad de una mujer aún está peor porque los japoneses no simpatizan por el ideal de cómo es una mujer y sin embargo,  la de un hombre encaja en un estereotipo. En fin, no entiendo nada.

Para finalizar, un último apunte. Me resulta completamente chocante que un hombre heterosexual japonés frecuente bares «secretos» del barrio gay solo para vestirse y comportarse como una mujer. Comprendo que pueda tener curiosidad  por saber qué se siente pero de ahí a que se travista para crear a su mujer ideal y llenar ese vacío no entra en mi cabeza. La cultura japonesa tendrá muchas cosas buenas que desconozco pero, está claro que, el trato sobre la cultura LGTB no es una de ellas.

Gaycation Brasil

Río de Janeiro es el segundo escenario elegido para continuar el documental. En este capítulo podemos ver los contrastes extremos a los que se enfrenta la comunidad LGTB en Brasil. Por un lado, está el carnaval brasileiro, que acepta cualquier tipo de orientación social, con fiestas multitudinarias donde todo participante respeta y está orgulloso de pertenecer al colectivo. De hecho, es una de las fiestas más abiertas sexualmente del planeta cuya influencia aporta «brillo» al carnaval. Por otro lado, se ve la violencia extrema, asesinatos o la marginación que se vive diariamente.

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Gaycation Brazil

Ese contraste también puede verse en la medida en la que Brasil es uno de los países de Latino América con las leyes de igualdad más progresistas (siendo el primero en Suramérica en aprobar el matrimonio y la adopción entre personas del mismo sexo) y, a su vez, el que tiene mayor número de asesinatos LGTB del mundo; 300 personas de este colectivo murieron en 2015 por su orientación o identidad social. Además, dentro de estas cifras, el 35% de los asesinatos cometidos son dentro de la comunidad transexual que a su vez, es el colectivo más marginado por su falta de aceptación que tiene que hacerse un hueco en la prostitución porque no tiene opción a otras oportunidades.

Pese a lo progresista que es el país me han llamado la atención varias cosas que allí son normales y mi cabeza no sabe por dónde pillarlo. En primer lugar, las «violaciones correctivas» de grupos de hombres hacia mujeres lesbianas para «curarles» su homosexualidad que parece más propio de la inquisición Española que del año 2016. ¿Dónde están los avances y el progreso? Esto puede empalmarse con las palabras de Jair Bolsonaro, Congresista de derechas y voz del movimiento anti-gay de Brasil que, además, refleja los valores conservadores cristianos que dice cosas tales como «cuando tu hijo empieza a ser un poco gay dale una buena paliza y cambiará su comportamiento«. Vamos a ver, ¿de verdad en pleno siglo XXI se pueden aguantar estas cosas de un político que, por desgracia, tiene cada vez más adeptos? (Sus comentarios me recuerdan a ciertos obispos españoles de los que no entraré en detalles). El colmo de los conservadores religiosos (Brasil es el país con mayor número de católicos del mundo) es hacer exorcismos para liberar el cuerpo de tendencias homosexuales porque es una abominación. Esto podría sonar a chiste pero no, en Brasil esto pasa y al parecer es lo más «normal» del mundo y vuelvo a recalcar que MENOS MAL que son un país progresista.

Pero todo esto se queda en nada cuando escuchas las palabras de «El Grande», caballero que no se atreve a dar la cara, ex policía, homófobo reconocido por él mismo (y se queda corto), que ha matado a gais y que trabaja a veces como asesino a sueldo, decir que «mi trabajo era mantener el orden y la paz, si veía mientras patrullaba a un gay lo atropellaba, me daban igual las consecuencias«. Ni corto ni perezoso se avergüenza de nada y lo único de lo que se niega a hablar es del número de gais que ha matado porque no debe hablarse de estas cosas en televisión. Pero para decir que «los gais son peores que los animales» no le tiembla la voz. En toda esta «conversación» hay un momento, en el que Ellen e Ian le confiesan que son homosexuales y la tensión puede palparse en el ambiente. «El Grande» les dice que se siente incómodo con la charla porque ellos son homosexuales, cuenta un trauma que ha tenido en su familia y por lo que los gais le empezaron a dar asco y se va del lugar como el que ha estado en el parque comiendo pipas y bebiendo litros con los amigos y se despide hasta el día siguiente.

Ian y Ellen con la modelo tranxesual Carol Marra

Ver esto me ha creado una mezcla de rabia, impotencia, indignación y no sabes muy bien si estás escuchando a un neandertal o todo es una cámara oculta. En el lado opuesto a este personaje se encuentra la familia de Tom, un chico que fue asesinado brutalmente al recibir dos puñaladas en el cuello por ser homosexual y cuyo asesino sigue en la calle y no porque la policía no sepa quién es sino porque la justicia en este país tan progresista (léase la ironía) va así. Otro ejemplo, sería la muerte de una transexual de veinticinco años, encontrada semanas antes del carnaval con síntomas de tortura y un disparo en el que tampoco ha habido detenidos y el motivo fue la transfobia. Y, después de ver este capítulo, te planteas varias cosas:

  1. Actualmente, a cualquier cosa le llaman país progresista.
  2. ¿Dónde está la justicia en estos casos? ¿Y de qué sirven las leyes si no se cumplen ni defienden la igualdad que predican?

Está claro que muchas veces la realidad supera la ficción. Gaycation Brasil no deja a nadie indiferente y demuestra cómo el catolicismo y los valores trogloditas de los conservadores tienen más fuerza que cualquier ley progresista aprobada. Me es imposible ponerme en la piel de Ian o de Ellen Page porque probablemente yo hubiera llegado a las manos después de escuchar ciertos testimonios y hubiese llorado de impotencia en otros.

Gaycation Jamaica

El viaje continúa hasta Kingston. En un momento crucial para la comunidad LGTB jamaicana ya que, en el momento en el que se grabó el documental se celebraba por primera vez de forma pública el «Orgullo gay». Jamaica según la revista Times de 2006, probablemente sea el país más homófobo de La Tierra. Esto puede justificarse por un lado, debido a la influencia que tiene la religión en el país (posee el mayor número de iglesias por kilómetro cuadrado que cualquier otro país del mundo). Por otro lado, los vestigios del colonialismo siguen teniendo gran impacto para la comunidad LGTB (para mal) pese a que Jamaica alcanzó su independencia de Gran Bretaña en 1962.

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Ian y Ellen celebrando el primer Orgullo Gay oficial en Jamaica

En pleno 2016 no existe ninguna ley en el país que regule los derechos del colectivo LGTB. De hecho, la justicia no existe para los gais. Es increíble escuchar historias de violaciones a mujeres lesbianas que han ido a denunciar los hechos y la policía les haya contestado con un «deja ese estilo de vida y vuelve a la Iglesia» y el agresor quedar libre. Algo impensable en Europa y que, sin embargo, en Jamaica estas cosas pasan y no son hechos aislados. Otra cosa inconcebible es que siga vigente la Ley de Sodomía que condena a 10 años de cárcel o trabajos forzados cualquier acto indecente con otro hombre. Esta ley proveniente de un estatuto victoriano de 1861 sigue aplicándose y ningún político pretende derogarla por miedo a que el país retroceda en avances. ¿Cómo va a retroceder un país que no ha avanzado y todavía mantiene leyes basadas en la discriminación? me pregunto. Así se entienden muchos datos como los que muestra Immigration Equality asegurando que, en 2010, un tercio de las personas a las que se les concedió asilo político eran jamaicanos y, por desgracia, los que no tienen la suerte de poder irse, sufren actos de violencia continua cuyos titulares han acaparado las portadas de todo el mundo.

En otro punto, pero sin desviarnos del tema, Jamaica es mundialmente conocido por su música y la cultura rastafari. Respecto a lo primero, dentro del género reggae encontramos el «Dancehall» que surgió en 1970 y es un movimiento bastante influyente que suele hacerse eco de la actualidad del momento, proyectando en su máximo extremo sexualidad salvaje, masculinidad y homofobia. Letras como «no nos gustan los hombres gais, tiene que morir», «dispara a un gay en la cabeza», «cuelga a una lesbiana con una cuerda» son famosas a nivel mundial y defendidas con excusas del tipo «no entendemos el estilo de vida homosexual, los gais en Jamaica deben respetar Jamaica», etc. Esto llevó a manifestantes en diferentes puntos del mundo bajo el lema «Murder Music» a protestar y, actualmente, los artistas, acusados muchos de homofobia, han dejado de escribir letras contra este colectivo. Curioso e increíble me parece que tengan que ser otros países los que se manifiesten para acabar con este tipo de letras en Jamaica.

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Elle e Ian con Horace ‘raci’ Matthews jefecillo de los Rastafari

En cuestión a la cultura rastafari (no llega al 5% de la población jamaicana pero tiene mucha influencia) cuya religión es predicar la libertad bajo el lema «el color de piel de un hombre no es más importante que el color de sus ojos«, es bastante hipócrita al juzgar al colectivo LGTB ya que no creen en la homosexualidad porque significa que no eres «pro-vida» y que, para remate, piensan que aunque los homosexuales son humanos, están enfermos. Alguien debería de explicarles a estos señores que (por suerte o por evolución de la especie humanoide) la homosexualidad dejó de catalogarse como enfermedad (que nunca lo ha sido) hace ya bastantes años y que igual los enfermos son ellos por no ver más allá de su ombligo.

Retomando el tema religioso, es interesante ver como los representantes de la iglesia que salen en el documental dicen que no hay evidencias que sugieran que Dios creó a una persona homosexual de la misma manera que no creó a alguien adúltero. Es decir, el homosexual no nace, se hace porque Dios es maravilloso y hace todo bien y los homosexuales tienen comportamientos que no son «normales» como el fisting o el felching. Yo me pregunto, ¿Qué evidencias tienen estos señores de que dios ha existido? Porque yo todavía no lo he visto y, sin embargo, sí he visto a gente homosexual que no se diferencia de la gente que ellos catalogan «normal» que trabaja, paga sus impuestos, ayuda a los demás o se divierte. Al igual que he visto a homosexuales a los que gente «normal» les ha pegado palizas, asesinado, torturado… En fin, la iglesia y sus chorradas medievales que me ponen de mal humor.

Para finalizar, me ha llamado mucho la atención un comentario que se dice al principio del documental y que explica que, si perteneces a un nivel económico alto, puedes tener el «lujo» de darle a tu pareja la mano por la calle o un beso sin que te pase nada porque la sociedad está estructurada en el clasismo y esas cosas se notan. Sin embargo, si provienes de una familia pobre o vives en la calle porque aunque tu familia te acepta tal y como eres pero tu comunidad no, es decir, el barrio en el que vives te trata mal, te margina y acaba por echarte, te enfrentas a ataques violentos diarios que pueden incluso acabar con tu vida. Estas son las dos caras de la moneda. El dinero llama al poder y la pobreza a buscarse la vida y a luchar por sobrevivir otro día aunque esto no solo se aplica a este colectivo sino a la vida de la clase obrera en general.

Con todo esto, se puede decir que Jamaica es un país retrógrado respecto a cultura LGTB y, lo peor, es que no se ve evolución a corto/medio plazo. Una sociedad educada en los valores de hace quinientos años que piensa a día de hoy que el VIH es una enfermedad que mandó Dios para matar a los gais, cuya población sigue pensando que la homosexualidad es inmoral, no prevé ni quiere evolucionar. Se puede entender (que no) que haya gente que no comparta la forma de vida homosexual pero no se comprender que en el año 2016 todavía haya gente que ataque sin ningún motivo real, solo por orientación sexual o creencias religiosas, a un colectivo que solo lucha por conseguir unos derechos y una igualdad que ya deberían de tener.

Gaycation U.S.A.

El último viaje de esta temporada lleva a Ellen e Ian su país de origen. El viaje comienza en Saskatchewan (Canadá) para acudir a una reunión entre «dos espíritus» y tribus de todas partes de Norteamérica. Dos espíritus es un término para designar a personas homosexuales e indígenas que consideran que tienen un espíritu masculino y otro femenino, que poseen las características de ambos, formando una sola persona. No usan ni creen en las etiquetas occidentales tales como gay, lesbiana o transexual. Esto nos debería hacer reflexionar y comprender que, la única construcción social occidental que existe es la homofobia o la transfobia.

Entrevista a Steven, miembro de la comunidad «Dos espíritus»

El 26 de junio de 2015 la Corte Suprema declaró que el matrimonio de personas del mismo sexo es un derecho constitucional nacional. Este acontecimiento hizo historia en los Estados Unidos ya que, entre otras cosas, da igualdad de poder a homosexuales y heterosexuales, y concede derechos legales sin importar quién seas o quién ames pero, a su vez, va a redirigir el discurso político más conservador americano y a demostrar que, ni todos los políticos, ni todos los estados están dispuestos a cumplir esta ley.

Mientras que en ciudades como Los Ángeles o Nueva York se puede vivir abiertamente como homosexual, en otras partes del país menos tolerantes no se puede decir lo mismo. Las agrupaciones religiosas están en contra de lo que dice el Tribunal Supremo y se niegan a aceptarlo. Al igual que algunos Estados se niegan a conceder licencias matrimoniales a personas del mismo sexo porque «atentan contra su fe religiosa».

Ellen Page VS Ted Cruz, Senador Republicano

Si algo hay que resaltar de este capítulo es la conversación entre Ellen Page y el senador republicano de Texas Ted Cruz, candidato a la Casa Blanca por el partido Republicano y conocido por oponerse al matrimonio homosexual, fomentar e ignorar los resultados del Tribunal Supremo, apoyar a un Pastor que predica la muerte del colectivo LGTB o votar en contra de la protección de los lugares de trabajo de los homosexuales. Una joyita que en el debate demostró completamente su ignorancia sobre este colectivo, soltando auténticas barbaridades que, posteriormente, le dejaron en evidencia y dio que hablar en los medios y en los discursos demócratas. (Minuto 16:33 a 20:00).

Mención especial también para los Bontrager Family Singers, grupo musical cristiano evangélico que se dedica a hacer giras por USA como expresión de su fe, compuesto por una familia granjera tradicional, con diez hijos, que deberían de hacerse mirar el gran problema que tienen con el colectivo LGTB porque en cierto momento de la entrevista comparan la homosexualidad con que un hombre mayor se case y mantenga relaciones con una niña o con un perro porque no leen la Biblia. Además, son tan listos que han resuelto el gran problema de América que según ellos es: «cuanto más se alejan de la Biblia más penetra el colectivo homosexual en el país porque Dios creó todo a la perfección y es el ser humano el que lo arruina porque no viven de acuerdo con el plan de Dios«. No sé si me da más pena que piensen así o que tengan un grupo de música y la gente los escuche sin tirarles tomates a la cara. Habrá que concederles un pin por su gran tesis doctoral sobre los valores que transmite la Biblia.

En contraposición con esta mentalidad religiosa y retrógrada hay ciudades como San Francisco (California), liberada social y sexualmente y consagrada como capital del activismo homosexual en EE.UU. Chicago (Illinois), Nueva York o Los Ángeles que si bien es verdad que no es oro todo lo que reduce ya que, entre sus calles, albergan la violencia entre las mujeres transexuales negras (con una esperanza de vida de 35 años, y cuyo trabajo se centra por falta de aceptación en la prostitución) o la población sin techo más alta de EEUU, la gente tiene una mentalidad más abierta, las facilidades sanitarias para estos colectivos son mucho mayores e incluso innovadoras y, además, son proveedores de servicios y programas dedicados a la comunidad homosexual en todas sus vertientes desde jubilados, jóvenes o transexuales. Obviamente, falta mucho por hacer, este es un pequeño gran paso a la igualdad de derechos y oportunidades pero si tuviese que apostar, lo haría por la evolución de estas ciudades más que por los estados sureños.

Por todo ello, comprobamos que, de nuevo, el estigma religioso es un factor importante a la hora de fomentar la igualdad del colectivo LGTB. La religión sigue teniendo fuerza y poder para mover a miles de personas y hacerles creer que algo es blanco aunque esa no sea la realidad y es esa fe la que les empuja a no cuestionarse absolutamente nada, a no ver más allá de un libro que se escribió hace siglos y del que, a día de hoy, nadie ha podido comprobar su autenticidad. Es interesante ver cómo cambia la mentalidad americana según la zona del país que visites y comprobar que, partiendo de una misma nación, las creencias e ideales son completamente diferentes. Pero Gaycation es mucho más que una serie documental para narrar historias de vida de un colectivo minoritario, es una forma de hacer que Ellen Page aprenda a conocerse y comprenderse mejor a sí misma y conocer el mundo LGTB que la rodea. Las vivencias e historias que ha vivido grabando reflejan a un colectivo del que ella forma parte y al que todavía le quedan muchas cosas por conseguir. Acabar la temporada en Los Ángeles, con su amigo Ian y su novia Samantha Thomas pone el broche a una serie diferente que muestra el colectivo LGTB desde distintos puntos de vista, siempre antagónicos para no dar pie a la manipulación ni a la distorsión de la realidad.

Ellen y Samantha en Gaycation USA

Confirmada una segunda temporada, toca esperar para ver qué destinos son los elegidos por Ellen e Ian para seguir mostrándonos el mundo LGTB y las vivencias y realidades a las que se enfrentan diariamente las personas que forman parte de este colectivo. Desde luego, esta serie documental es muy recomendable sobre todo para la gente que cree que ya está todo hecho, gente que quiera conocer más sobre este mundo o simplemente para todas aquellas personas homófobas que deberían de aprender a ponerse en el lugar de los demás y a respetar a todas las personas sin importar su raza u orientación sexual. Love is love aquí, en Japón, Jamaica, Estados Unidos o en Brasil.

Beatriz Moragon

Beatriz M. Fortúnez ha escrito 1 artículos en Ciempiés.

  • zmanuel twz

    Gran reseña, la leí antes de ponerme con la serie.

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