«Shin Godzilla»; americanos, haceos a un lado

Nota:

Tras más de 10 años, Japón, país natal de Godzilla, vuelve a traernos una película basada en el famoso monstruo nuclear. ¡Y qué película! La imagen más reciente que tenemos de la criatura es el bodrio que nos trajo Hollywood en 2014 protagonizado por Aaron Tayllor-Johnson, pero ésta afortunadamente no tiene nada que ver. Regresa a sus inicios, recuperando la esencia de las primeras películas, las clásicas, para traernos a ese Godzilla original, con su misma estética que queda muy vintage, pero que no desentona en absoluto con el Japón del presente.

Desde el primer momento te introduce de lleno en el problema, las primera aparición del monstruo, y te presenta a una enorme cantidad de personajes durante la frenética primera mitad de la película. Y es que la obra avanza a una velocidad increíble, donde es imposible desengancharse de la historia ni da un respiro al espectador. Adrenalina pura.

La trama se centra en la respuesta política del Gobierno, en cómo tienen que colaborar los distintos ministerios para hacer frente a un problema nuevo e inesperado, así como las conversaciones y pactos con otros países para recibir ayuda. Me parece de lo más curiosa, y el mayor fuerte de la obra, esta perspectiva, dejando de lado las historias de soldaditos y amoríos. Antepone el heroísmo colectivo al individual. Un puntazo.

Como es de esperar en una película japonesa, las actuaciones son todas y cada una buenas, con sus exageraciones típicas de la cultura dramática nipona, mezclando divertidas situaciones cómicas con otras más tensas, pero que una vez se acostumbra el occidental llega a disfrutar.

Técnicamente juega mucho con, como he dicho al principio, la estética de las películas clásicas de monstruos, como homenaje a las primeras de Godzilla a través del diseño del coloso y los movimientos que realiza. Muy maquetera sin llegar a recurrir a maquetas. Además destaca mucho la valentía en usar diversas técnicas de grabación, usando imágenes de móviles o cámaras de seguridad sin pudor para dar más vida a la trama, acercándose a ratos al género del falso documental.

Una genial propuesta que ganará los corazones de aquellos que añoran sus películas clásicas y con una historia y ritmo que ganará al resto de público, gracias a la impecable dirección de Hideaki Anno y Shinji Higuchi, los cuales provienen de dos de los animes más exitosos de los últimos tiempos: Evangelion Ataque a los Titanes respectivamente.

J. Justo Moncho

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