«Proyecto Lázaro», un drama futurista que recuerda obligatoriamente a Abre los ojos

Nota:

Mateo Gil, guionista de varios éxitos como Abre los ojos de Amenábar y director del sorprendente western Blackthorn: Sin destino, vuelve a ponerse delante de todo el equipo para dirigir Proyecto Lázaro. Se trata de un film que recuerda mucho a la ya nombrada película de Amenábar, con esa história dramática girando entre un espacio protagonizado por elementos de ciencia ficción. Y esto no es casual, pues Gil ha declarado que se le ocurrió la idea mientras escribía aquel guion, al llegar a él la noticia de que unos científicos habían conseguido recrear un órgano de un roedor a través de fibras obtenidas de su columna.

El film juega con eso, con la probable futura capacidad de las personas para decidir sobre cuestiones tan complejas y, a priori, inevitables como la muerte. Dividida en varios capítulos, nos descubre la historia pasada del protagonista y la futura. Nos lo encontramos reanimado un siglo después de su muerte, pero además de narrar su adaptación a ese nuevo entorno, Gil nos va dando pistas de cómo llegó ahí. Nos presenta su vida anterior. Su verdadera vida. Su primera vida.

La historia engancha y se mantiene regular durante todo el metraje, sin haber bajón de ritmo alguno. El juego de recuerdos ayuda a aportar belleza y completar el puzle que es la personalidad del protagonista, así como su relación con su pareja, interpretada de forma magistral por Oona Chaplin. Y estos flashbacks no se detienen en el año previo de su muerte, sino que alcanzan sus anécdotas de la infancia, en un paisaje espectacular como es el canario.

No obstante, la previsibilidad está en todo momento presente, no llegando a sorprender en ningún momento de la cinta. Por lo menos yo, en un relato de ciencia ficción espero ver cosas imposibles y nunca vistas antes, pero me da la sensación que los elementos futuristas de aquí ya los he vivido en multitud de películas más.

Por lo demás, una cinta muy recomendable para disfrutar de grandes actuaciones, una fotografía bellísima y una historia que invita a pensar sobre las limitaciones morales que debería tener el ser humano.

J. Justo Moncho

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