«Let´s go to the movies!» – ¿Qué es el cine? (Por Guillermo G. Gómez)

El cine, el gran refugio del horror del siglo XX, ese espacio en el que la miseria del ser deja de ser. Años dorados, vanguardias, egos, luces, estrellas, destellos, apagones, decadencia… El crepúsculo de los dioses, Nouvelle vague, ¿Qué fue de Baby Jane?, Cantando bajo la lluvia, Candilejas, Eva al desnudo… Y todo con el mismo fin: recordar para poder olvidar, ver otras vidas para comprender mejor la nuestra.

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«Let´s go to the movies!» le decía Harvey Keitel a Robert De Niro en Malas calles, le imploraba ir al cine de su barrio, en el que echaban Centauros del desierto, para poder olvidar sus fatídicas vidas rodeadas de crimen; después de cada jornada de trabajo, harta del mundo, Mia Farrow iba al cine, a ver la misma película, en La rosa púrpura de El Cairo, y cuando vio desvanecerse su última esperanza, volvió al mismo cine; Woody Allen, en Hannah y sus hermanas, encontró sentido a la vida, otra vez, viendo Sopa de gansos de los Hermanos Marx; en Amor a quemarropa, un solitario Christian Slater cumplía años y rutinas en un solitario cine de Detroit; en la España de la posguerra, en un frío pueblo de Castilla, la ilusión y la fascinación sólo tenían cabida en el cine, Víctor Erice supo grabar esa transformación en real de lo irreal, supo hacer eterno aquel gesto de Ana Torrent mientras veía El doctor Frankenstein en El espíritu de la colmena.

Estas escenas, que trascienden su propia naturaleza ficticia, cumplen a la perfección con su papel, con el papel del cine: conectan el cine, el arte, con el mundo, al espectador con la película. Lo humanizan al hacernos ver lo necesario que es en realidad. Es una forma de vivir, al fin y al cabo: Tornatore nos lo demostró durante más de dos horas en su Cinema Paradiso, y… ¿quién puede refutar ese argumento?

Se hace cine y se escribe sobre cine, pero lo más importante es que se siga yendo al cine, que sigamos emprendiendo esa honorable evasión que es comprar la entrada y sentarse en la butaca para entrar en otras vidas y otros mundos que pueden llegar a ser más creíbles que estas vidas y estos mundos. «La verdad veinticuatro veces por segundo», decía Godard.

La realidad, cuando no es suficiente, huye al cine: Let´s go to the movies!

Guillermo García Gómez

Guillermo García Gómez ha escrito 47 artículos en Ciempiés.

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