Cuando Rob encontró a Woody

No hay duda de que Woody Allen es uno de los directores y guionistas más influyentes desde la década de los 70. Pocos baches creativos han entorpecido su camino, en cada película suya hay un detalle que hace que merezca la pena, y cada año, puntualmente, nos regala una dosis de su genio. Es, sin duda, uno de los grandes. Numerosos cineastas has recurrido al de Brooklyn para encontrar inspiración para sus películas, y una de las obras en las que más claramente se ve su influencia es Cuando Harry encontró a Sally (1989) de Rob Reiner y con guion de Nora Ephron.

La cinta cuenta la historia de amor entre los dos protagonistas que dan nombre al título -interpretados por Billy Crystal y Meg Ryan-, que se van viendo cada cinco años en la ciudad de Nueva York -a la que llegan juntos como dos desconocidos- y, una vez asentados allí, nace entre ellos una profunda amistad hasta que finalmente descubren que su mejor amigo es su gran amor. Un final completamente transparente, por supuesto, desde el comienzo de una película que nos regala momentos inolvidables de una comicidad infinita, como el escupitajo de Harry en la ventanilla subida del coche de Sally cuando los dos se acaban de conocer o la escena del orgasmo femenino fingido cuando los dos están comiendo en un restaurante y la frase final de una de las comensales que asistía atónita al espectáculo: «Tomaré lo mismo que ella», le decía al camarero; una situación, por otro lado, que se ha repetido innumerables veces en otras películas y series.

Pues bien, es inevitable ver Cuando Harry encontró a Sally sin pensar en Annie Hall (1977). Los guiños de Reiner a Allen son constantes. Una de las conversaciones que abre la película, y la relación entre los dos protagonistas, es sobre si ella piensa a menudo en la muerte, actividad a la que él dedica incluso «días enteros», según afirma Harry; en la película de Woody Allen, Annie Hall acusa a Alvy Singer (Allen) de estar continuamente pensando en la muerte, de ver y leer sólo cosas relacionadas con ese tema. Incluso el característico atuendo de la protagonista tiene su alter ego en la obra de Reiner, que viste Meg Ryan de forma muy similar a la de Diane Keaton.

Pero las referencias no acaban en Annie Hall. Los dos personajes principales de Cuando Harry encontró a Sally comentan constantemente la película Casablanca (1942), discutiendo si Ingrid Bergman debió haberse quedado o no con Humphrey Bogart. El director de Brooklyn también homenajeó dicha cinta en su obra de teatro -y guion cinematográfico- Sueños de un seductor (1973), en la que Rick (Bogart) se aparecía al protagonista cada vez que necesitaba resolver una situación. Además, la carrera final de la película recuerda sobremanera al último sprint que Woody Allen se da en Manhattan (1979) para recuperar a Mariel Hemingway.

Como ven, una película tan inocente y abiertamente edulcorada, aunque, como se ha dicho, de una comicidad imprescindible, esconde referencias cinéfilas. Woody Allen, como el gigante del cine que es, es fuente de inspiración constante. Y como a veces no es suficiente mirar para ver, espero que hayan leído esto y, después, hagan ambas cosas. Seguiremos atentos.

Guillermo García Gómez

Guillermo García Gómez ha escrito 47 artículos en Ciempiés.

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