«Múltiple», potente inicio con una genial idea que se va al traste

Nota:

Arrasando en la taquilla estadounidense, habiendo recaudado más de 40 millones de dólares frente a los 5 que se invirtió en su producción, M. Night Shyamalan nos trae una película que ha visto incrementarse día a día el público expectante por su estreno. Con una gran campaña de marketing, además de un tráiler muy prometedor (y engañoso cuando véais la película) y una idea muy interesante para los fans de lo psicológico, esta película se colaba en la lista de imprescindibles. Sin embargo, el resultado no ha sido de nuestro agrado.

Con una magnífica escena inicial del secuestro de tres chicas por parte de Kevin (James McAvoy), la tensión está presente desde el primer momento. Las chicas son llevadas a un sótano donde son encerradas. Pero pronto descubrirán que ese no es todo el problema. Su captor es una persona que que padece de trastorno de identidad disociativo (DID) o, en castellano, personalidad múltiple. En total 23 personas habitan el cuerpo de Kevin: Barry, un amante de la moda que aspira a convertirse en una gran figura mediática; Dennis, un obsesivo compulsivo del orden; Patricia, una estricta y oscura mujer que intenta compensarlo con un tono de amabilidad un tanto extraño; y, Hedwig, un travieso niño de 9 años que está aterrorizado por sus mayores personalidades pero que sigue cometiendo inocentes errores. Estas son algunas de las personalidades con las que las tres jóvenes tendrán que lidiar para escapar, amenazadas por un terrorífico suceso que se les avecina.

Shyamalan ha sido un director que durante mucho tiempo se encontró en una situación de disgusto. Peleado con la crítica tras sus productos After Earth Airbender, el último guerrero, este hecho parecía haberle consumido y obsesionado. Sin embargo, en 2015 cerró bastantes bocas con La visita y parecía que todo iba a mejor. Si es cierto que no este filme no ha caído tan bajo como los dos primeros nombrados, pero tampoco considero que esté a la altura de su reconciliación con la opinión de los expertos.

Si hay algo que siempre destaca en la carrera del director son sus imágenes y su capacidad de construir complejas narraciones e historias sin gran cantidad de recursos. En esta cinta vemos como la escasez de escenarios no dificulta en absoluto el desarrollo de la trama, pues es solventado mediante el uso de la profundidad y la imagen como una forma de mostrar y posicionar a los personajes bajo sus miradas, gestos y respiración. Sin embargo, el guión no es su fuerte y lo vuelve a demostrar. Una estupenda idea de un maníaco con trastorno de identidad múltiple lo convierte en una historia de brujas y rituales, algo que era innecesario. Esto, junto con diálogos y escenas sobrantes, llegan a hacer el desarrollo demasiado tedioso. Además, esos flashbacks que son metidos a calzador hacen que llegues a odiar a los personajes que aparecen en ellos y te den ganas de meter una hos… En fin, que sobraban.

Las interpretaciones están realizada de manera correcta, destacando a James McAvoy pues, aunque no haya sido de sus mejores papeles, hay que subrayar la dificultad que tiene el hecho del amplio abanico de personalidades que debe realizar. Sobre todo, destacan dos momentos concretos: en el primero el personaje que interpreta está suplantando otro álter ego y es descubierto, haciendo una total transformación del rostro; y en el segundo todo un reto, pues se produce una sucesión de cambios de personalidad, pasando uno a uno hasta llegar al definitvo. También la coprotagonista, Anya Taylor-Joy (Casey Cook) realiza un correcto papel manteniendo una cierta compenetración con su secuestrador, al tratarse de una chica inadaptada que puede llegar a entender su situación pero en ciertos momentos se le viene grande. Por último, Betty Buckley (Dra. Fletcher) hace una magnífica actuación encontrándose en un segundo aunque necesario plano, asumiendo un papel autoritario aunque tierno ante el maníaco, manteniendo una investigación constante desde la cercanía.

Resumiendo, se trata de una película de la cual se puede disfrutar de forma que se conozca absolutamente nada del cine que trata trhillers psicológicos y que puede llegar a entretener pero que, para los que ya estamos un poco ‘rodados’ en este género, se quedará como una buena idea que «pudo ser y no fue». Reconocer de nuevo la dificultad del trabajo que realiza James McAvoy.

Jorge Martínez

Jorge Martínez ha escrito 185 artículos en Ciempiés.

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