«Z. La ciudad perdida»; la primigenia búsqueda de la aventura y lo desconocido

Nota:

Uno de los cineastas estadounidenses imprescindibles de las últimas décadas ofrece en su sexto largometraje su obra más ambiciosa; una vuelta al género aventurero de antaño y una grandilocuencia y heroicidad casi mitológicas para contarnos desde una perspectiva humanista la biografía del cartógrafo y militar Percival Fawcett en su obsesiva búsqueda por la civilización perdida del Amazonas.

Gray deja atrás sus thrillers y dramas intimistas donde exploraba la culpa o los remordimientos dentro del estamento familiar (recomendable en este caso su ópera prima Cuestión de sangre) y aumentando sus dosis de ensayista cinéfilo y artista en búsqueda de la traslación de ciertas formas del clasicismo al cine actual que ya se palparon en su anterior cinta El sueño de Ellis.

James Gray cabalga entre las odiseas cinematográficas de Werner Herzog (Fitzcarraldo, Aguirre, la cólera de Dios) y el sobresalir dentro de unas formas y detalles que, aunque contemporáneos, remiten a las cintas clásicas del género. El director estadounidense ofrece una visión fascinante y primigenia al ser humano, una transmisión de la búsqueda del conocimiento, del descubrir lo desconocido, de la búsqueda de la gloria y el sacrificio.

Una epopeya que mezcla drama victoriano, cine bélico y aventura poética que en sus estimulantes y fascinantes formas encuentra un homenaje al clasicismo que se evidencia en ciertos detalles y planos que remueven su espíritu – montaje encadenado, el uso de elipsis visuales – y que reavivan por momentos el espíritu de leyendas como Welles, Houston o Visconti.

Gray no busca agradar a sus bastante numerosos detractores que verán en el exhibicionismo y frialdad con la que identifican el cine del estadounidense, sino hipnotizar a un espectador y cinéfilo que se verá fascinado por la epopeya, por los relatos épicos como lo hicieron los padres de las civilizaciones humanas. Una visión de la humanidad antropológica, romántica y en donde no hay buenos ni malos, solo un imperio y estrecheces mentales en fase de extinción.

Conjuntado junto a la maestría en la fotografía de su colaborador habitual Darius Khondji y a un reparto sólido liderado por Charlie Hunnam (el mejor papel de su carrera) y un escudero quijotesco interpretado por Robert Pattinson; Gray firma una obra grandiosa, trascendente y con el hálito fantasmagórico de las cintas de antaño que rompe con ciertos esquemas marcados del “viaje del héroe” como que su mujer (notable Sienna Miller) sea independiente, audaz y avanzada ideológicamente a la estrechez religiosa y machista de un imperio en debacle. Una obra que no deja atrás temas habituales de su cine (las relaciones familiares, la búsqueda del reconocimiento social) y que sólo peca en un perezoso primer tramo que rápidamente claudica con el espíritu heroico de su protagonista y su humanista visión.

Z. La ciudad perdida nos devuelve la fascinación por la aventura, por lo desconocido; no me atrevería a redactar que fuera la película más redonda de su carrera, pero lo que sí es evidente es que tiene el poder y espíritu del relato épico, del que ha fundamentado la imaginación y la narración de nuestra especie.

Jose Asensio

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