«Preacher»; se pasa por el forro la obra original y lo peor es que entretiene
En 1995, Garth Ennis sorprendió al mundo con la publicación de una de las series de novelas gráficas más crudas, irreverentes y astutas que jamás se hayan escrito. «Nunca has leído nada igual». Así anunciaban esta obra editada por Vértigo y de forma nada desacertada, pues realmente era algo único hasta la fecha.
Más de 20 años después, Evan Goldberg, Seth Rogen y Sam Catlin, con el respaldo de la AMC, cogen uno de los números de esta colección, leen el argumento de la contraportada y dejan lo demás a su imaginación, creando así una serie de 10 capítulos donde se intuyen algunas cosas basadas en la obra original, pero al mismo tiempo se aleja muchísimo en todo lo demás.
Vayamos por partes. La serie es endiabladamente entretenida. Tiene muchos destellos argumentales que se agradecen, con unas conversaciones tarantinianas que gozará el espectador entre carcajadas y una crítica muy ácida a la sociedad en general, y la religión en particular. Pero ello se va a pique en ocasiones donde los guionistas no han sabido cómo continuar su cuento y han abusado del relleno.
Realmente en ningún momento se sabe sobre qué trata la producción. ¿Cuál es el hilo inicial? Conviven muchas historias, la mayoría de ellas durando un único capítulo o menos. Presentan el pasado de personajes que nos son indiferentes, pero aun así te absorbe la narración. No te importa lo que te cuentan, pero no puedes dejar de verlo.
Las interpretaciones son muy buenas en general, destacando los trabajos de Dominic Cooper, Ruth Negga y Joe Gilgun. El trío interpreta las adaptaciones de los protagonistas de las series. Estos papeles los bordan, pero no están muy conseguidos. Me explico. El trabajo que a ellos les corresponde lo ejecutan a la perfección, pero hablamos de personajes que distan muchísimo de los de la novela, destacando el caso de Tulip, que pasa de ser una chica fuera de lugar, asustadiza y dependiente de Jesse, a toda una mujer independiente, asesina, aventurera y auto-destructiva, exactamente lo que tendría que ser el Predicador y no lo es. De todos modos, los personajes están muy bien y son muy interesantes, pero no intentes hacerlos pasar por los de la obra original.
También se han tomado muchas otras libertades alejándose de la novela de Vértigo. Para empezar, todo lo que ocurre en esta temporada podría ser una versión extendida del primer número que salió, el cual se componía de unas 40 páginas. Lo justo para presentar a los personajes y explicar cómo consigue Jesse el poder de Génesis, así como el porqué de iniciar su viaje. Esta teoría adquiere consistencia al ver el capítulo final, el cual empuja a los protagonistas a iniciar un viaje por carretera, pasando a ser seguramente la segunda temporada una roadmovie, lo que básicamente es el cómic desde la primera hoja. Esto aporta un halo de esperanza sobre una posible reconciliación con la obra original, aunque la excusa para emprender el viaje no se parece en casi nada a la de las viñetas.
Técnicamente no hay nada malo que sacarle, a excepción de ese filtro medio sepia medio quemado que aplican y puede llegar a empalagar. Por lo demás, tanto el montaje como la dirección de fotografía son impecables. Vemos un producto muy cinematográfico, con planos originales y arriesgados, no contentándose con el típico fijo que hasta hace poco nos hicieron creer que era el único que se podía usar en TV. Al igual que muchos de los últimos productos televisivos, Preacher es una película en pequeña pantalla.
No será la novela gráfica, ni mucho menos, pero es un entretenimiento que con sus altibajos consigue hacerse con el espectador. Además, si te despistas te puede sorprender con auténticas joyas en forma de planos o diálogos. Una excusa perfecta para disfrutar tanto de este producto como del de Garth Ennis.