«En la playa de Chesil»; fiel adaptación de la novela de Ian McEwan sobre el miedo, represión y angustia que dos jóvenes recién casados viven en la Inglaterra de inicios de los 60

Nota:
El filme sigue el recorrido vital de Edward (Billy Howle) y Florence (Saoirse Ronan) desde su amor de juventud y el primer día de casados en un hotel cerca de la playa de Chesil

Filme inaugural en el pasado festival barcelonés D’A de Cine de Autor, Ian McEwan adapta su propia novela homónima firmando el guión de este filme dirigido por Dominic Cooke; una adaptación maravillosamente fiel a los tiempos alternos de la novela y con la suficiente elegancia y escabroso dibujo como para resaltar dentro del melodrama británico más académico.

El filme sigue el recorrido vital de Edward (Billy Howle) y Florence (Saoirse Ronan) desde su amor de juventud y el primer día de casados en un hotel cerca de la playa de Chesil, línea temporal protagonista mientras el filme juega continuamente con los recursos del flash-back para dibujar el cómo se conocieron y como debieron lidiar con el peso de una sociedad conservadora a la que el jazz y el rock llegaban muy lentamente y de unos padres que presionaban o dudaban del enlace entre ambos, ahondando en éste caso en las diferencias sociales y económicas de ambos amantes y el peso que suponen las madres en ambos; enferma mentalmente la de Edward (Anne-Marie Duff) y desquiciada e infeliz la de Florence (notable Emily Watson) y que terminan trazando el porqué del miedo y no consumación física y sexual de su relación.

Menos triste y explícita que la novela de McEwan, En la playa de Chesil si resulta notablemente fiel en las líneas temáticas y la crítica que McEwan presenta, exponiendo de forma atrevida la angustia y miedos de los dos jóvenes, víctimas de una sociedad conservadora y puritana que más que el descubrimiento físico se sustentaba en el miedo y represión sexual y afectiva, encarnada sobre todo en la figura de Florence; encarnada por esa maravilla interpretativa que es la irlandesa Saoirse Ronan, acompañada de un desconocido Billy Howle que mantiene muy bien el tipo frente al torrente de actriz que le da la réplica.

Un filme de angustias íntimas que permite trazar un relato generacional centralizado en la Inglaterra de los primeros años 60 y que aún ofreciendo un desenlace más emotivo y condescendiente que el del original literario; se alza como la mejor adaptación de la obra de McEwan desde la excelente Expiación de Joe Wright y un melodrama que aflora temas más íntimos, complejos y escabrosos de lo que habitualmente encontramos en los impecables filmes británicos.

Jose Asensio

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