«El sentido de un final»; elegante y sutil melodrama sobre la subjetividad de la memoria y los recuerdos
Ritesh Batra teje un viaje vital sobre la melancolía humana; sobre las frustradas decisiones de nuestro pasado y ofreciendo un relato en paralelo a partir de flash-backs
Tras el crowd-pleaser lacrimógeno que supuso The Lunchbox, Ritesh Batra adapta ahora la novela de Julian Barnes tejiendo una sensible y elegante mirada a la memoria y a las decisiones del pasado que llegan con enorme fuerza melancólica en el otoño vital de Tony Webster, un tranquilo y solitario jubilado que recordará su juventud y su relación con su primer amor.
La llegada de una carta a su piso de la familia de su amor de juventud, rompe la solitaria existencia de Tony (Jim Broadbent); un divorciado jubilado que tiene una vida normal y anodina con su ex-mujer (Harriet Walter) y su hija (Michelle Dockery), a punto de ser madre soltera. La cinta sabe tejer un relato en paralelo entre la realidad presente de Tony y sus recuerdos de juventud junto a su amada Verónica (Freya Mavor/ Charlotte Rampling) y la familia de ella, además de la amistad universitaria con una figura relevante a la que hirió en una carta posterior porque sospechó de una relación entre éste individuo y Verónica.
Con un coral reparto lleno de grandes intérpretes (Mortimer, Rampling o Dockery entre otras/otros) liderados por un sutil y natural Jim Broadbent; Batra teje un viaje vital sobre la melancolía humana; sobre las frustradas decisiones de nuestro pasado y ofreciendo un relato en paralelo a partir de flash-backs que teje con elegancia una hermosa reflexión sobe la subjetividad de la memoria. Una cinta emotiva y elegante sin trampas, que reflexiona sobre la memoria, el amor y las decisiones de nuestro pasado con humanidad y cierto punto crítico; mereciendo un agradable paso por nuestros cines; tanto por su reparto como la elegancia con la que trata sus profundos temas.