«No dejes rastro (Leave No Trace)»; Debra Granik se confirma como una de las voces indie más personales del cine USA con un hermoso relato padre-hija
Lanzada injustamente directa a DVD y plataformas VOD; Leave No Trace expone las marcas temáticas que abordan toda la filmografía de Debra Granik; en especial su naturalista mirada a personajes marginados o fuera del sistema
Con tan sólo tres largometrajes en 14 años de carrera, Debra Granik se ha convertido en una de las voces más personales del verdadero cine indie, construyéndose una visión personal en el que pone el foco en personajes que buscan encontrar su lugar; marginados dentro de un sistema que no les comprende ni del que quieren formar parte. Tras darse a conocer con la presencia en los Oscar de Winter’s Bone (y que supuso el descubrimiento definitivo de Jennifer Lawrence), llega ahora otra excelente muestra de la estética y curiosa narración de Granik (aunque lamentablemente sólo sea en VOD y DVD).
El filme adapta la novela My Abandonment de Peter Rock que se inspiró en una historia real de un padre y su hija que vivieron al margen de la civilización en el bosque de una reserva natural de Oregon. El propio relato daba en manos de Granik muchos alicientes para componer de nuevo una historia sobre personajes marginales que se muestra muy diferente a otras cintas indie de premisa similar como la dramedia Captain Fantastic protagonizada por Viggo Mortensen; ya que en este caso, Will y su hija Tom viven en el bosque de Portland sobreviviendo a base de los propios recursos de la naturaleza evitando que los turistas y los guardas de seguridad se percaten de su presencia.
La diferencia recae en que en el caso de Will y Tom su consciente vida fuera de la sociedad consumista no se da por motivos ideológicos; sino por el síndrome postraumático y la suponemos dura muerte prematura de su esposa que arrastra Will. Un elemento que permite a Granik ofrecer una visión más antropológica y psicológica de la vida marginal fuera de la sociedad y las instituciones y de la dificultad de adaptarse por parte de ellos a las convenciones de ese mundo del que huían y se escondían.
Desde una narración intimista y sinuosa en ritmo, Granik pone corazón en sus personajes y evita sentimentalismos excesivos. Además de ofrecer una visión objetiva sin dejar que las instituciones sociales y la civilización resulten las villanas de la función; primando el camino de sus dos protagonistas y la relación padre e hija como elemento central. Interpretados por el Ben Foster más memorable de su carrera y digno de premios en la Oscar Race, y la joven y desconocida Thomasin McKenzie; desde ya uno de los talentos más sorprendentes del cine estadounidense de estos últimos años.
Un cine construido en su mayoría en los silencios, en la psicología y dibujo de sus personajes; apta para paladares del cine independiente que amen voces verdaderamente personales y curiosas del cine estadounidense, jugando en la misma liga que notables talentos a seguir como Kelly Reichardt (Certain Women) o Sean Baker (The Florida Project).