El francotirador


Título original: American Sniper
Año: 2014
Duración: 132 min.
País:  Estados Unidos
Director: Clint Eastwood
Guión: Jason Hall (Autobiografía: Chris Kyle)
Música: Clint Eastwood, Ennio Morricone
Fotografía: Tom Stern
Reparto: Bradley Cooper, Sienna Miller, Luke Grimes, Jake McDorman, Kyle Gallner, Keir O’Donnell, Eric Close, Sam Jaeger, Owain Yeoman, Brian Hallisay, Marnette Patterson, Cory Hardrict, Joel Lambert, Eric Ladin, Madeleine McGraw
Productora: Warner Bros. / Village Roadshow / 22 & Indiana Pictures / Malpaso Productions / Mad Chance Productions
Género: Bélico. Drama | Biográfico. Ejército. Guerra de Iraq
Web oficial: https://www.facebook.com/AmericanSniperOfficial


Sinopsis

Autobiografía del marine Chris Kyle, un tejano que batió el récord de muertes como francotirador del ejército norteamericano. Kyle fue enviado a Irak con la misión de proteger a sus compañeros. Su precisión milimétrica salvó incontables vidas en el campo de batalla, por lo que se ganó el apodo de “Leyenda”, pero la noticia de sus hazañas llegó hasta las filas enemigas. Se puso precio a su cabeza y se convirtió en objetivo prioritario de los insurgentes. En Irak, Chris participó en cuatro peligrosas misiones, aplicando el principal lema de los marines: “no dejar a ningún hombre atrás”. (FILMAFFINITY)


Crítica por Gabriel Martínez

Si algo nos ha enseñado Clint Eastwood a lo largo de su carrera como director es que por muy amante que seas de un trozo de tela de cualquier color, como él mismo es, siempre llega un momento, y aún más en una guerra, en que una bandera se convierte en lo cercano y descubres que realmente siempre ha sido así, aquello que te acompaña y hay que defender incluso con la muerte si es necesario. Tema tratado en la mayoría de las obras del director: Banderas de nuestros padres (2006), que retrata la mentira del honor de la II Guerra Mundial, o El sargento de hierro (1986), cercana a una caricatura de lo militar, o más claro aún, Gran Torino (2008), donde se nos habla de la defensa de los valores por encima de cualquier bandera.

El francotirador está basada en las memorias de Chris Kyle, un tejano que tiene tan metido el mástil de las barras y las estrellas en el cerebro que no es capaz de preguntarse el porqué de una guerra, ni de por qué quiere alistarse en el ejército. La película se centra en esa visión, algo que no debería ser un problema porque no trata de los porqués sino de lo que significa ser un francotirador, un peón de la guerra: el que agarra el fusil y mata, como quien reparte una pizza, cualquier cosa que “amenace” la seguridad de los suyos, esto es, los marines, la bandera,… todo ello sin hablar de quiénes son los auténticos intrusos.

Un punto de vista que no sería del todo desacertado si el protagonista, o la película más concretamente, no se hiciese preguntas. Ese ¿qué hago yo aquí? ¿Quiénes son los malos? Todo se queda a media crítica. Incluso el francotirador reniega con humildad de su fama de héroe sin que él ni Eastwood lleguen a dar razones.

Por otro lado, la película está rodada de forma muy correcta, y aunque carezca del dramatismo que Eastwood suele imprimir en sus fotogramas, su estilo clásico consigue recrear la atmósfera precisa para los momentos de batalla y mantener la tensión en situaciones límite, incluso cuando se intuye el desenlace. Algo que, sin embargo, es como aplaudir a Mozart por recitar la escala de Do sin equivocarse. No debería ser lo más destacable de una película del director norteamericano y, por desgracia, lo es. Como también es la interpretación de un voluminoso Bradley Cooper, cargando a cuestas el peso del film a base de sacar mandíbula, y que pese a no ser tan buena como prometía sí se nota la evolución de un actor cuyos comienzos de guaperas en la serie Alias no auguraban demasiado futuro.

Del resto, El francotirador queda como un film plano, con ideas a medias, muy lejos de lo que podía (y debería) haber sido otra gran obra de Clint Eastwood. Personajes estereotipados, situaciones vistas en miles de películas bélicas usadas más como relleno que para explicar la historia, y un montaje confuso que nos lleva a un final precipitado donde, de nuevo, la patria y el honor nos muestran lo grande que es ser americano.

Valoración (sobre 10): 5

Gabriel Martínez Ruibal

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