«Anabel»; el extraño inquilino
Tras homenajear sin demasiada eficacia el giallo italiano con su ópera prima (El callejón), el crítico y cineasta Antonio Trashorras vuelve a rendirse a la Serie B de los sesenta y setenta añadiéndole un tono arty-enfermizo que nos remite al Polanski más radical de Repulsión y El quimérico inquilino y que ya se encuentra disponible en el catálogo de Filmin.
Unas jóvenes compañeras de piso buscan otro compañero tras la extraña salida de Anabel; allí se les presentará un hombre maduro afectado por la situación actual del país que aportará un clima inquietante al piso y a la convivencia de ambas.
Con unos recursos de producción ínfimos, Trashorras sabe componer un trabajo psicológico eficaz en dos tercios del relato, aunque se evidencia cierta pretenciosidad y rupturas de tono que no funcionan. Dejando un último tramo desconcertante y que rompe con sus giros bastantes aspectos de sus personajes que había desarrollado con anterioridad, quedándonos sólo las interpretaciones de su trío actoral (Ana de Armas, Rocío León y Enrique Villén).