«Nunca digas su nombre»; torpe mezcla de slasher y terror gótico que podría dar más de sí

Nota:

Una de las sensaciones de la taquilla USA dentro del panorama del género en este último año fue esta torpe mezcla de terror gótico, casa encantada y slasher en donde se nos presenta otra previsible criatura del horror que termina decepcionando tras un arranque prometedor.

La cinta arranca con un estimulante prólogo protagonizado por Leigh Whannell; – rodado en steady-cam y muy deudor de los maestros contemporáneos del terror (James Wan) – tras el título, se nos comienza a presentar una cinta más rutinaria con arquetipos claros del slasher y una torpe construcción de las situaciones en donde lo irreal y lo real se entremezclan (bastante risible la escena con Faye Dunaway).

Protagonistas sosos, torpe y previsible puesta en escena y guion; una decepción que se ahonda por la poca explotación de Bye Bye Man (Doug Jones), sobretodo en gran parte de la narración hasta el tercer acto. La cinta juega con muchos de los códigos del terror teenager y aborda muy torpemente premisas interesantes, una sensación fría y poco terrorífica que no sabe economizar sus recursos como grandes obras del terror actual han hecho, en las que la mayoría apuestan acertadamente por el minimalismo.

Jose Asensio

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