Scream, la despedida de Wes Craven

Scream, la película original, fue creada por Wes Craven en 1996. Dicha película revivió en cierta manera el género slasher (que en resumen viene siendo algo así como asesinato masivo de adolescentes) que llegó a la década de los noventa tan desgastado y formó un nuevo icono en la galería de cine de terror. Al igual que las otras sagas del género (Halloween, 1978; Friday the 13th, 1980; La matanza de Texas, 1974) fue un tirón comercial y, como es lógico en estos casos, la imaginación del creador se extendió durante tres entregas más.

Aunque claro, que fuese un icono de los noventa y que se recibiese bien en taquilla no quiere decir que fuese una obra referente. Quizá sí en la parodia que se escribe sobre su propio género, pero nada más. Pues bien, en 2015 el equipo de la MTV decidió llevar a la pequeña pantalla una extensión (todavía mayor) de la mítica saga de los noventa de Wes Craven.

Está claro que no quisieron jugar demasiado con el elemento original, así que mantuvieron los personajes lineales, las interpretaciones robóticas y la predicción de cada uno de los actores que intervienen en la trama. Eso sí, esta vez decidieron meter muchísimos más minutos entre asesinato y asesinato, por si no se nos hacían largas las esperas en las películas de no más de dos horas de duración.

Hay algo que agobia en la atmósfera creada y no es la tensión por descubrir al asesino. La música acosa insistentemente y no respeta los silencios. Creo que el 85% de la historia viene contada tras una cortina instrumental, siempre ahí para guiarnos en cómo debemos sentirnos. Ojo, no digo que esto sea algo malo, pero en ciertos momentos se debe dejar al espectador desarrollar sus propios sentimientos por el personaje y la situación. No hacen falta señales por todos lados.

Y qué decir del elenco, actores desconocidos que tendrán suerte si consiguen algo más a parte de participar en este proyecto. No porque sean malos, sino porque esta no ha sido una gran oportunidad para demostrar sus dotes. Y bueno sí, porque en muchos casos se nota una sobreactuación no intencionada.

¿Lo preferís comprimido? Una serie que se saca de ella lo que se esperaría, nada. Que sí, que sigue la estela de su predecedora y que es una parodia del propio género, pero no cuenta nada nuevo. Tragarse más de 400 minutos para descubrir quién es el malo y que después de todo otro individuo seguirá su camino. Si eres fan de series como Pequeñas mentirosas te encantará, si tienes el raciocinio suficiente aprovecharás esos minutos que yo nunca podré recuperar.

Javier Sólvez

Javier Sólvez López ha escrito 219 artículos en Ciempiés.

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