«Juego de Tronos» séptima temporada; llegó el invierno
El inevitable final de Juego de Tronos, una serie que sin duda hará historia, ya está aquí
Analizamos en profundidad lo que ha significado la 7ª temporada
Esta pieza contiene spoilers de la temporada 7 de «Juego de Tronos». Leedlo bajo vuestra responsabilidad.
Tras más de un año nos llega la penúltima temporada del fenómeno Juego de Tronos. El final de un viaje que ha durado más de media década y ha atrapado a millones de espectadores en todo el mundo, tanto seguidores de la obra literaria original como espectadores neófitos. El final dividido en dos temporadas a modo de traca conclusiva orquestada desde el 6×10.
La espera ha resultado en una auténtica odisea de filtraciones de guiones, de amenazas cumplidas por hackers y de incompetentes de la HBO -así como de los imbéciles que abundan las redes que tienen como único fin divertirse destripando al resto la serie que ama-. Pero bueno, no vamos a hablar de eso en este momento, pues toca analizar lo que hemos vivido.
La entrada en la historia de la ficción audiovisual
Estamos ante un paso agigantado de Juego de Tronos hacia la historia de la televisión, que desde el perfecto capítulo final de la temporada anterior ha asumido que debe ser más que una serie y ha trabajado duro para presentar una obra que el fan merezca. También es cierto que veníamos de las dos temporadas más flojas de la serie -con capítulos brillantes, claro- pero éste ha sido el mejor año para Juego de Tronos, o por lo menos ha llegado a la altura de la fantástica cuarta temporada.
Un gran acierto el reducir la cantidad de capítulos para evitar así pasarse con el relleno y optimizar los recursos económicos en escenas impresionantes y en traernos los dragones mejor hechos que se han visto en una pantalla -aunque sigo echando de menos a Fantasma-. Si bien es cierto que de los siete capítulos uno podríamos decir que se ha malgastado en volver a situarnos en el mapa de Poniente, el primero de la temporada, el resto han sido un no parar de cierres de tramas, reencuentros y guerra. Todo con un clima innegable de conclusión que obligaba a asumir lo que temíamos: se acerca el invierno para Juego de Tronos.
La guerra por el trono continúa aguardando sorpresas
Pese a que en un principio todo apunta para Daenerys una victoria sencilla por su gran nivel de aliados (los rebeldes Greyjoy, Tyrell y Martell), la serie nos abre los ojos en el segundo capítulo, por culpa de la espectacular flota de Euron Greyjoy que, pese a no ser el de los libros, se convierte en un personaje a considerar para el futuro. En esa batalla marina, el bando de Daenerys se queda ya sin los Martell ni los Greyjoy.
Aquí me pararé para comentar exactamente lo que sucede con el fin de estos personajes. Con los Martell ocurre que por fin podemos respirar tranquilos pues han protagonizado la mayor aberración de la serie con una trama ridícula como es la de Dorne. Se merecían desaparecer de una vez, y más si esto conlleva a la genial y retorcida venganza que tenía preparada Cersei acompañada de su genial discurso en el calabozo. Una escena magistral.
En cuanto a los Greyjoy, es necesario centrarnos en la figura de Theon, el cual nos muestran que es una persona rota que no es capaz ni de dar su vida para salvar a la única persona que intentó ayudarle a él: su hermana. Ahora bien, esto, con la genial como siempre interpretación de Alfie Allen, le llevará a emprender un camino de redención en la que vemos una evolución del personaje hacia lo que era antes y mejorándolo, devolviéndonos al final a un Theon maduro y conocedor de cuál es su sitio.
También por fin se nos muestra en la serie las esperadas fortalezas de Roca Casterly y Altojardín. Una decepción, para qué negarlo, pues no atiende a las descripciones del libro. No obstante, esto sirve de excusa para recordar al espectador que tras la muerte de Tywin, Jaime se ha convertido en el mejor comandante de un ejército de los Siete Reinos -sabiendo sacar los puntos fuertes de sus derrotas como la que sufrió frente a Robb la primera temporada y cuya estrategia emula en ésta con un resultado inmejorable- y que Tyrion, por muy inteligente que sea, insuperable consejero y político, no sabe de guerras y no es un buen comandante.
Además, y ya vamos por el cuarto capítulo, también vemos por fin a los Dothraki entrar en batalla, pues desde la primera temporada que solo habíamos visto igual un enfrentamiento cuerpo a cuerpo entre dos individuos, pero nunca cargando y lanzando flechas desde caballos. Una escena bestial tanto en coreografía como en CGI, sin quitar mérito a los paisajes españoles. A ello súmale Daenerys montando a Drogon, apareciendo entre las nubes y calcinando al ejército Lannister. Una de las escenas más impresionantes sin duda de la temporada.
El Norte no olvida
Ahora toca irnos al Norte, pero antes paramos en la Encrucijada para ver una Arya que decide abandonar su lista y su búsqueda de venganza, anteponiendo sus raíces y familia a su misión de Hombre sin Rostro que provoca que ni Nymeria la reconozca. Entonces vemos un esperado reencuentro en Invernalia entre Sansa, Bran y Arya. Aquí se descubre que realmente son unos desconocidos entre ellos, que ni saben lo que ha vivido el otro ni pueden reconocer a aquellos chiquillos en la persona que tienen delante.
Aquí entra la trama más floja de la temporada, la del triángulo Sansa, Arya y Meñique, en la que descubrimos que Arya es una psicópata y Sansa ha aprendido más que nadie en la serie, habiendo dejado de ser la niña que era. Y sí, muere Meñique, una pieza fundamental del juego pero con la cual ya no sabían qué hacer. Las hermanas demuestran así que son una generación más inteligente que su predecesora, consiguiendo lo que Catelyn y Lysa no pudieron.
¿Se me ha olvidado decir que también llega el fin para la casa Tyrell? Pues sí, y Daenerys se queda sin los Inmaculados, los cuales están a la otra punta del mapa. Pero conoce a Jon, y nos meten a modo de fanservice una relación romántica inevitable, que también hay que decir que lo han escrito bastante digerible. Más reencuentros con Jorah, con el Perro, con Gendry y formamos unos Siete Magníficos de los personajes más carismáticos de la serie. En este penúltimo capítulo nos brindaron las conversaciones más ingeniosas y divertidas, diálogos muy bien escritos entre estos personajes tan destacables. ¡Y un oso polar zombie! Con una batalla muy bien dirigida y espectacular pero que es más propia de Hollywood que de Juego de Tronos. Prácticamente no ofrece más que espectáculo y el fin de ésta, que parte de una misión sin sentido, es cuestionablemente útil. Al final Daenerys les tiene que rescatar y ponen en bandeja a los Caminantes Blancos un arma de destrucción masiva, la herramienta necesaria para derribar el muro. ¿Estaba todo planeado por el Rey de la Noche desde un principio?
El buen y el mal Lannister
Total, que consiguen un muerto, se lo llevan a Cersei para obligarla a pactar un tregua, esto ayuda a que todos abran de una vez los ojos pero la Lannister aun así decide seguir actuando para su beneficio y no cumplir su palabra. Ahora bien, ¿con ayuda de Tyrion? Ambos hermanos se reencuentran en la Fortaleza Roja y tienen una escena memorable en la que se reprochan cosas, afloran sentimientos y demuestran lo geniales actores que hay tras los personajes. Pero mucha de esta escena queda oculta al espectador. Ahora damos un saltito al final y recordamos la cara que pone Tyrion en el barco cuando Jon y Daenerys están intimando. Hay gente que cree que son celos, cosa que no tendría sentido pues nunca se ha tratado esa perspectiva, pero yo me la juego a que es cara de arrepentimiento por una posible traición. Un saltito de nuevo para atrás y vemos a Tyrion con Daenerys hablando de la descendencia suya en Rocadragón, de a quién nombraría sucesor al Trono de Hierro. Saltito adelante y Tyrion se entera que Cersei espera a un hijo, justo después de volver a insistir que él ha intentado hacer todo por su familia. Salto más grande hacia atrás y Tyrion está desolado viendo cómo masacran a los Lannister, su casa, los Dothrakis. ¡Y Jaime abandona a Cersei para unirse al Norte y cumplir su palabra! Ni en los mejores sueños lo esperábamos, pero mola. ¿Será Jaime al final el Lannister bueno y Tyrion el malo? ¿En qué habrá quedado el enano con Cersei?
¡Y nieva! Por fin vemos nevar sobre Desembarco mientras nuestros vellos se erizan con esa versión lenta de la canción de la cabecera, y viendo a Jaime irse al bando de los buenos.
El heredero
Y se hace oficial lo que todos pensábamos, Jon es el heredero del trono, es hijo legítimo de Rhaegar y Lyanna como imaginábamos tras la semillita que plantó sin querer Gilly en la Ciudadela. Y claro, esto nos vuelve a meter otra relación incestuosa, esta vez entre tía y sobrino. Todos lo esperábamos, sí, pero es cierto que el cómo nos lo han mostrado con la conversación de Bran con Sam y las visiones ha sido magnífico.
Y el Rey de la Noche montado en el resucitado Viserion derriba el muro y sus tropas de muertos cruzan a los Siete Reinos.
Y ya está. Una temporada redonda culminada con otro capítulo de 10, que hará que se te erice el vello cada vez que pienses en él. Ahora toca esperar hasta el desenlace dentro de año y medio. ¿Cómo acabará? ¡Se acerca la Compañía Dorada y sus elefantes! Y el invierno, al final ha llegado.
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