«Sun Dogs»; Jennifer Morrison debuta con una agradable dramedia como directora ofreciendo una plana visión sobre el autismo
Un autista encerrado en su propia imaginación y realidad en la que el conseguir ser un marine y ayudar a su país como militar es su principal objetivo a causa de una (malinterpretada) obsesión con la película El cazador de Michael Cimino
La actriz Jennifer Morrison (conocida por las series televisivas House y Érase una vez) debuta en la dirección con esta dramedia triste aunque vitalista que lanza ahora Netflix en su catálogo original sobre un protagonista autista adicto por ser marine (Michael Angarano) y ayudar a Estados Unidos tras el 11-S y las personas que le rodean, tanto sus padres (Allison Janney y Ed O’Neill) como una inocente joven que la acompañará en su misión (Melissa Benoist).
Un autista encerrado en su propia imaginación y realidad en la que el conseguir ser un marine y ayudar a su país como militar es su principal objetivo a causa de una (malinterpretada) obsesión con la película El cazador de Michael Cimino y la paranoia post 11-S; Ned Chipley continua empeñándose en ello mientras sus padres le permiten continuar en ese sueño y se encontrará con una bella e insegura joven a la que convencerá en su misión detectivesca tras unos árabes a los que confunde con probables terroristas de Al-Qaeda.
Sin que sea original ni del todo acertado en su retrato del autismo, Morrison teje una dramedia lo suficientemente entrañable y sencilla para no molestar, gracias a un reparto notable en el que destacan los curtidos Allison Janney y Ed O’Neill como padres de Ned y con una moralina final eficaz sobre la búsqueda de un significado y objetivo vital y sobre lo inadaptados y solos a los que la vida nos lanza, si no sabemos valorar a los que nos quieren y rodean. Entrañable, aunque algo plana, la indie Sun Dogs es lo suficientemente interesante y elocuente como para merecer un visionado.