«Noche de lobos»; Netflix produce el primer tropiezo de Saulnier como director con este pausado y gélido thriller ambientado en un remoto pueblo de Alaska

Nota:
Un naturalista experto en lobos viaja a un pueblo a causa de una carta que recibió de una joven madre que cree que los lobos de la zona mataron a su hijo

Tras enmarcarse como uno de los talentos a seguir del cine USA con las interesantísimas Blue Ruin Green RoomJeremy Saulnier se confirma dentro del género del thriller con esta fallida y ambiciosa propuesta que nos traslada a un pequeño e inhóspito pueblo de Alaska y con el folklore de la tribu Keelut como misterioso elemento fantástico. 

Un naturalista experto en lobos (Jeffrey Wright) viaja hasta un remoto pueblo a causa de una carta que recibió de una joven madre (Riley Keough) que cree que los lobos de la zona mataron a su hijo; pidiendo venganza y el cadáver del lobo antes de que su marido (Alexander Skarsgard) regrese de luchar en la Guerra de Irak, para así tener una prueba evidente ante la muerte de su hijo.

Más allá de una extensa duración, Saulnier falla al articular un relato sin tensión narrativa que se pierde en derroteros y diálogos con pretensiones místicas y filosóficas y que muestran una torpe construcción de un guión ya de por sí complejo, más pretencioso que claro en sus temas.

Saulnier por otro lado no se sale de su estilizado brío y permite exponer su propio carácter como cineasta al libreto de su colega y actor fetiche Macon Blair (adaptando la novela de William Giraldi). Así, deja un filme de evidente cuidado visual y sobre todo un tiroteo que indudablemente es la gran set piece de un filme críptico y que no sabe entrelazar sus elementos fantásticos que relacionan su misterio con la cultura Keelut y la naturaleza animal de lobos (y de nosotros mismos).

El tesón y empática interpretación de Jeffrey Wright como protagonista y la presencia de infalibles como James Badge Dale son lo más destacable de un reparto que parece extrañado también en el propio relato; fallando en este aspecto sobretodo los ambiguos padres del niño asesinado, Alexander Skarsgard y Riley Keough – actor y actriz en plena forma que probablemente no destacaran su participación en el filme -; cayendo en gran parte víctimas de la ambición de lecturas que el libreto quiere aportar.

Saulnier firma aquí el primer tropiezo de su carrera aún manteniendo muchas de sus destacables virtudes como director a causa de un guión críptico y pretencioso que busca abordar muchos elementos y lecturas dentro de una ambientación de paisajes gélidos cuidada pero que no tiene la solidez narrativa de otros títulos recientes como Wind River de Taylor Sheridan.

 

Jose Asensio

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