«La chica en la niebla»; Donato Carrisi dirige su propia novela ofreciendo una intriga atmosférica correcta que cae ante unos giros finales inverosímiles
Donato Carrisi se permite el lujo de adaptar él mismo y filmar en imágenes lo que ya tejió en el texto literario, contando además con grandes nombres del cine europeo como Jean Reno o Toni Servillo en la piel de ese insoportable y cínico inspector protagonista
Donato Carrisi adapta y dirige su propia novela, un best-seller italiano en el que un inspector de dudosos métodos y principios al utilizar los sensacionalistas y manipuladores medios de comunicación para esclarecer los casos, llega a un retirado y pequeño pueblo entre las montañas de pocos habitantes y cerrado en su comunidad y recio catolicismo en el que acaba de desaparecer a las vísperas de Navidad una chica adolescente.
Carrisi se permite el lujo de adaptar él mismo y filmar en imágenes lo que ya tejió en el texto literario, contando además con grandes nombres del cine europeo como Jean Reno o Toni Servillo en la piel de ese insoportable y cínico inspector protagonista; construyendo un thriller funcional con muchos elementos narrativos y estéticos habituales de la novela negra que resulta agradable y sólido gracias a su atmósfera (el neblinoso pueblo, una comunidad cerrada…) y a unos personajes que esconden secretos sin revelar.
Servillo interpretando a un inspector insoportable por su cinismo, manipulación y vanidad que utiliza el jaleo de los medios de comunicación a su favor termina colocando como culpable a un profesor de literatura (Alessio Boni) de la escuela que lleva instalado en el pueblo seis meses; tras su primer tramo, el filme cambia de punto de vista y seguimos a ese profesor en su vida cotidiana y en como de repente se convierte en un hombre odiado y perseguido a causa de las suposiciones que los medios han hecho sobre que él es el asesino o principal sospechoso. Todo eso junto a continuos fragmentos del diálogo entre un psiquiatra del pueblo (Jean Reno) y el inspector, que nos sirve para presentar el caso en modo de flash-back y esclarece ciertos misterios.
Carrisi sabe filmar con corrección y pulso, con una cuidada fotografía y trabajo atmosférico un desarrollo del suspense bastante más perezoso y en el que el espectador siempre se encuentra a cierta distancia al no llegar a empatizar con el personaje central y sin aprovechar elementos como la comunidad cerrada y religiosa del pueblo más a su favor y quizás sobrepasándose en el subrayado de los sensacionalistas medios de comunicación y su papel de manipulador de las masas y la opinión pública.
Ese cierto academicismo y buen trabajo atmosféricos se viene abajo en unos giros y tramo final indignantes y de una credibilidad cogida con pinzas, resolviendo de forma efectista ciertos agujeros del thriller que no terminan de convencer al inteligente espectador y que de por sí resultan bastante inverosímiles y que tira abajo el dibujo que había cocido lentamente de sus personajes.