«El taller de escritura»; el tándem Cantet-Campillo vuelven en otro discursivo y honesto relato que aborda la realidad de la juventud francesa actual en la decadente Europa

Nota:
Una famosa novelista acepta hacer un taller de escritura con un grupo de adolescentes en una ciudad cercana a Marsella durante un verano, en las reuniones y clases junto a ellos anima a los alumnos a mirar de crear durante lo que dure el taller una novela negra

Tras diez años desde la Palma de Oro ganada por La clase, Laurent Cantet se mantiene como uno de los nombres más interesantes y apegados a la realidad del cine francés, ofreciendo en El taller de escritura (nueva colaboración con el guionista Robin Campillo) el carácter didáctico y naturalista ya visto en su carrera, ofreciendo un honesto retrato sobre la juventud sin rumbo de la Europa actual mezclada con un desarrollo que se dirige hacia el thriller psicológico.

Una famosa novelista acepta hacer un taller de escritura con un grupo de adolescentes en una ciudad cercana a Marsella durante un verano, en las reuniones y clases junto a ellos anima a los alumnos a mirar de crear durante lo que dure el taller una novela negra; en esas conversaciones, Olivia (magnífica Marina Foïs) anima a los alumnos a mirar de reflejarse ellos mismos, a apegarse a la realidad propia y la de su ciudad. En esas ruedas de opinión, un joven llamado Antoine (Mathieu Lucci) comenzará a exteriorizar sus pensamientos y primeros bocetos que incomodan y polemizan al resto de la clase por su violencia, racismo y frialdad.

Contando de nuevo con la colaboración de Robin Campillo en el guión, El taller de escritura ofrece la naturalidad y riqueza de diálogos de las reuniones asamblearias entre los adolescentes que ya brillaron en La clase y en el debut del guionista el pasado año, la premiada y social 120 latidos por minuto. Tejiendo desde ellos profundas reflexiones sobre la realidad social francesa, la sensación de desconexión y falta de identificación con la realidad de los adolescentes al ver un mundo tan oscuro, decadente y contradictorio a su alrededor y sobre el origen y el papel de la ficción literaria (y en general).

Sin tanta coralidad general, Cantet teje su conflicto dialéctico entre la relación y curiosidad latente que nace entre Olivia y Antoine, sobre todo de ciertos elementos perturbadores en el que ambos parecen querer descubrir como es el otro y lo que le rodea. Quizás Cantet no sabe cuajar del todo, los elementos de thriller psicológico más “hanekiano” que rodean al personaje de Antoine, aunque a partir de él ofrece un relato honesto de una creciente juventud en Francia, que no empatiza con el pensamiento político existente y se siente marginada y desconectada de la realidad que le rodea; construyendo su identidad por la instantánea internet, llena de gurús extremistas y falsas noticias.

Igual de didáctica, relevante y reflexiva que La clase (2008) en su retrato de la juventud y de los problemas que rodean al mundo, Cantet firma un filme notable en su valor analítico y dialéctico, que emerge como uno de los retratos más honestos y certeros de la juventud francesa actual, sin dejar de lado ciertas reflexiones sobre el valor de la ficción como elemento de crítica y representación de la realidad que rodea al creador. 

 

Jose Asensio

Jose Asensio ha escrito 532 artículos en Ciempiés.

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