«BoJack Horseman» temporada 4; la historia cada vez más desgarradora
La vuelta de BoJack al inevitable aislamiento que ha provocado en su hogar
Netflix ha publicado los 12 nuevos capítulos de BoJack Horseman, la serie de animación referencia de la plataforma. En ella se nos muestra el crudo mundo de Hollywood (o mejor dicho Hollywoo) dentro de un universo en el que conviven personas y animales antropomorfos por alguna extraña razón sin relevancia. No obstante, pese a estar protagonizada casi en su totalidad por caricaturas de animales, nos adentra en los recovecos más oscuros de la sociedad y la mente humana.
Voy a ser directo: es sin duda la mejor serie de animación que jamás se haya hecho y una de las mejores series de los últimos años (en los cuales la tv está a un nivel increíble). Una serie que, aunque está repleta de chistes muy inteligentes y de sátira de todo tipo, realmente gira entorno a las tragedias de los protagonistas.
Como ya dije en el análisis del año pasado, BoJack Horseman podría estar escrita perfectamente por Charles Bukowski. Cuando veo al caballo no puedo dejar de pensar que se trata de un homenaje a Henry Chinaski, pues tiene una personalidad autodestructiva que le hace alejarse poco a poco de los que le rodean. Sobrevive gastándose el dinero que una fama efímera le proporcionó en complacer sus vicios y en intentar dar lecciones de vida a los demás, jugando con su gente y tratándola como meros juguetes. Esto lleva a situaciones graciosas, es cierto, pero pronto te sientes culpable y sucio por reírte de situaciones tan desagradables que esperas jamás vivir.
Pasado, presente y futuro de BoJack
Esta temporada tiene un eje central que es el retrato de la familia de BoJack. Su pasado y futuro. El qué le ha llevado a esa situación. Todo ello analizando -desde el segundo capítulo hasta el último- la vida de su madre y al mismo tiempo la búsqueda de la progenitora de una hija ilegítima que aparece de la nada. Una temporada en la que el protagonista se aleja más que nunca del resto de los personajes para centrarse en su impuesta familia y que provoca que interactúe con Todd, Diane, Princess Carolyn o el Sr. Peanutbutter en no más de un capítulo si no recuerdo mal. No obstante, esto no hace que baje el nivel de la serie, pues ha desarrollado suficientemente bien a todos los personajes para poder continuar por caminos separados.
Una temporada dramática a la par de enternecedora y emotiva, la cual hace que crezca aún más, si es que es posible, el nivel de este producto.
Y ya no solo hablamos de lo concerniente a BoJack, sino que la pareja compuesta por Peanutbutter-Diane y los problemas de Princess Carolyn adquieren muchísima importancia en estos nuevos capítulos. En primer lugar, respecto a la pareja, empezamos presenciando una mordaz y desternillante crítica a la política en general pero teniendo también tiempo para atacar al periodismo tanto político como el de los nuevos blogs basados en el clickbait. Aunque, disipando esa primera imagen en forma de sombra platónica que rodea tanto a la persona -o el perro- como a la vida del Sr. Peanutbutter, podemos apreciar un retrato oscuro del desgaste de una relación de pareja.
El negro se impone al gris
Por la parte de Princess Carolyn tampoco conseguimos una visión más optimista del mundo. Quizá en esta ocasión ella se lleve la peor parte, pues es abofeteada por traiciones y el inevitable paso del tiempo que le impide ver cumplidos sus sueños. Poco se puede decir de su historia sin caer en el spoiler, pero esta vez también con la impoluta gatita acabaremos desgarrándonos el alma.
El único alivio que obtenemos, como siempre, es con Todd. Continuará con sus locas aventuras empresariales mientras se acostumbra a su nueva condición de asexual e intenta perdonar a su hasta ahora compañero y amigo BoJack. Es la cara optimista de la serie, muy necesaria pues sin él seguramente sería insoportable ver más de dos capítulos seguidos.
La espiral que conduce a BoJack a un inevitable final amargo
BoJack Horseman se dirige a un final negro sin remedio. Nada de lo que hemos visto nos hace pensar que haya posible salvación para el alma del caballo, y capítulo tras capítulo, temporada tras temporada, nos han acostumbrado a finales devastadoramente pesimistas. No obstante, su visionado es obligatorio para todo el mundo -adulto, por supuesto- ya que es sin duda de lo mejor que se puede encontrar ahora en televisión.
Esta temporada consigue ponerte la piel de gallina y emocionarte con sus últimos dos capítulos, meterte en la mente de BoJack en el divertido sexto episodio, querer apagar la tv y abandonar la serie en el muy triste capítulo 9 en el que Princess Carolyn se enfrenta a su peor día, y a disfrutar viendo lo peor de la condición humana en el perfecto séptimo -de los mejores de la serie- en el cual se pueden entrever obras como El ángel exterminador de Buñuel o La Niebla de Stephen King.
Hacedme caso, no dejéis pasar esta serie pues os va a cambiar la vida.