«Morir»; la degradación de una pareja, la llegada del vacío existencial

Nota:
Franco y Álvarez de nuevo juntos para traer Morir, una reflexión sobre la muerte alejada de la pornografía emocional.

Con una reputada trayectoria como montador y tras debutar con la excelente La herida en 2013, Fernando Franco confía de nuevo en una gigantesca Marian Álvarez como catalizadora de los profundos estados de ánimo que Franco busca transmitir con su cámara y puesta en escena en Morir, una reflexión sobre la muerte, no tanto en su sentido literal; sino en la muerte inevitable del amor de una pareja a causa de una trágica y mortal enfermedad.

Marta y Luis se encuentran de vacaciones justo al inicio del otoño, tras volver ella de un baño en el mar; él le declarará de forma casual que unas pruebas médicas que se realizó en realidad no salieron bien. Una enfermedad grave (intuimos que algún tipo de cáncer) que comenzará a generar conflictos en ellos; no sólo porque él al inicio no quiera tratarse y quiera disfrutar dignamente de lo que le resta de vida y ella le esperanza al tratamiento médico. Sino que ambos, y sobretodo Marta verá derrumbarse todos los elementos de la rutina de su vida, teniendo que entregarse enteramente a cuidar de él.

Morir

Tras su paso por San Sebastián – donde ya La herida fue protagonista en 2013 con dos premios gordos del palmarés -, Fernando Franco vuelve a proponer sus austeras y honestas formas en esta reflexión sobre la degradación de una pareja y el vacío existencial que provoca la desaparición de tal acompañante.

El sacrificio y la enfermedad

Franco evita la pornografía emocional y el melodrama fácil, añadiendo la enfermedad como factor pero no como instrumento protagonista del drama buscando centrarse sobretodo en la evolución y degradación emocional de la pareja y cómo la mentira, el egoísmo o la culpa van pesando en el interior de ambas almas. Franco centra sobretodo la cinta en el viacrucis de ella; Marta resultará ser el vehículo emocional del espectador (al igual que ya lo fue magistralmente Marian Álvarez en La herida) y como su vida laboral, relaciones y ocio se verán sacrificadas por el sacrificado cuidado a su pareja, Luis. Un extraordinario Andrés Gertrúdix (uno de los actores más talentosos del cine español periférico), que encarna con entrega metódica la degradación física de su personaje; un músico que se degrada entre el egoísmo y chispazos de dignidad.

Morir

Al igual que en La herida, la verbalización resulta innecesaria o muy testimonial, siendo la colocación de la cámara y los personajes, y sobretodo las miradas entre ellos las que ofrecen las profundas emociones de esta notable obra; honesta y cruel. Un magnífico uso del fundido a negro para el salto de secuencias y dejar fuera de campo mayores temas o que dotaría de todo el protagonismo a la dramática enfermedad; Fernando Franco converge con Morir la honesta confirmación de su estilo. Dejando una excelente y enorme confianza en sus actores; pieza clave en la transmisión de sus emociones y que parece encontrar en una gigantesca Marian Álvarez y su mirada, un pilar inamovible y una colaboradora que es difícil que no veamos en próximos títulos del cineasta andaluz.

 

Jose Asensio

Jose Asensio ha escrito 532 artículos en Ciempiés.

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