«Ghost in the shell»; existencialismo programado

A pesar del avance tecnológico de la ciencia son miles las preguntas que nos rondan la cabeza todavía. En el transcurso de cincuenta años hemos resuelto multitud de incógnitas que, de conocerlas en otra época, habría sido de milagroso cuanto menos. Sabemos cómo viajar hacia lugares lejanos, como diferentes planetas, e incluso nuestra capacidad de espionaje ha pasado de significar poner en peligro una vida a ordenar ceros y unos en un dispositivo para poder infiltrarte en los datos más confidenciales del gobierno. A pesar de todo esto, sin embargo, mantenemos las dudas más existenciales y abstractas que rodean a nuestro ser. 

«Ghost in the shell» es una película de anime inspirada en el manga de Masamune Shirow que pretende abordar estas últimas incógnitas todavía no resueltas, en este caso protagonizada por una joven ciborg que pretende conocer su duda más recurrente, ¿quién es ella misma? La historia cuenta la persecución de un supuesto hacker maligno que ha filtrado y controlado a diversas personalidades gracias a su control de los datos y de los ceros y unos, algo que quiere aprovechar la protagonista para saber más sobre si misma.

Teniendo en cuenta que hablamos de una película de anime de 1995, la cinta cuenta con un dibujo y una animación muy destacable para la época. La construcción de algunos personajes, sobre todo del protagonista y su antagonista, es muy interesante . Destacar las fuertes conversaciones filosóficas que se mantienen en muchas ocasiones y el entramado algo complejo de algunas situaciones, algo que, dependiendo del momento, puede llegar a ser interesante o por el contrario desconectar al espectador de la historia.

Debemos mencionar el fuerte pararelismo, tanto estético como de trama y estilo, con la película de Ridley Scott de 1982, «Blade Runner» que pretende dejar a un lado las banalidades tecnológicas que le rodean para centrarse en algo más importante, la necesidad del yo. Esto, que por lo general es interesante en cualquier personaje en el que se estudie, suscita curiosidad cuando es un robot quien se hace a si mismo la pregunta. Junto a todo esto, como ya hemos dicho algo más arriba, acompañada de una animación que desenvuelve y acelera el ritmo en muchas ocasiones, algo que se agradece.

Una pena que la calidad de todas estas ideas se difumine un poco debido a la concentración de los hechos y la precipitación en algunas ocasiones de los hechos, que dibuja un gesto de duda e indiferencia en la cara del espectador. Quizá la concentración del manga en una película de menos de hora y media sacrifique muchos de los ricos aspectos de los que podemos disfrutar en las series dibujadas. Un producto interesante que todo fan de ciencia ficción está obligado a ver, sobre todo los fans del existencialismo y la eterna duda del ser.

Javier Sólvez

Javier Sólvez López ha escrito 219 artículos en Ciempiés.

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