«Personal Shopper»; la fantasmal y difuminada realidad de nuestra época
Tras la frialdad primera que dejó en su proyección del Festival de Cannes el pasado año, llega a los cines la nueva película del binomio Olivier Assayas–Kristen Stewart tras Viaje a Sils Maria, una exploración de la era actual con tintes de fantastique que resulta una de las películas más jugosas en su mezcla de géneros y en la mirada a lo fantasmagórico e invisible de nuestra era tecnológica.
Assayas ofrece una cinta que juega en su planteamiento visual y encuadres con el terror, destacándose la primera secuencia de Maureen (Kristen Stewart) en la vieja casa de su fallecido hermano gemelo; una historia de fantasmas y de ocultismo que sirve además como una justificación mayor para las grandes ideas y críticas que Assayas conforma en esta estimulante obra.
Maureen espera un mensaje, una señal de su fallecido hermano gemelo, como si fuera una respuesta que tenga que llegar de otra realidad, de un más allá en donde encuentre cierto sentido frente a una vida vacía, de sentido indiferente y en donde Maureen parece refugiarse encorsetada en un comportamiento tímido e introvertido, en una presencia casi andrógina que irá reconstruyendo y buscando mientras va de tienda en tienda de grandes marcas, de trayecto en trayecto, para la famosa modelo para la que trabaja.
Assayas construye un relato equilibrado y elegante (aunque a veces puede no casar del todo en su heterogénea mezcla de géneros) sobre los fantasmas y lo abstracto de nuestra época. Una época en la que la realidad se difumina entre iPhones en donde nos chatean desconocidos personajes y rápidamente buscamos solución a nuestras inquietudes, empleos indiferentes que degeneran el talento del individuo; una realidad en donde los fantasmas parecen ser un reclamo del pasado, una respuesta para reconstruir nuestra identidad frente a los fantasmas de la realidad tangible, invisibles e indescifrables, que campan a sus anchas.
Una enorme composición de personaje por parte de la cada vez más fascinante Kristen Stewart y el equilibrio de ingredientes que construye Assayas, construyen un relato sobre nuestra época, la impersonalidad y los fantasmas individuales que nos rodean y en donde las creencias o lo espiritual y oculto parecen ya no tener cabida ni sentido.
Assayas se ensimisma en el magnetismo de Stewart y conjuga una mezcla heterogénea audaz y valiente, con momentos de suspense de gran nivel, dignos de las versiones más perversas de Hitchcock y Polanski. Una obra que se mantiene en nuestra mente, buscando la solución a sus ricos interrogantes.
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