Potente coproducción europea que nos presenta uno de los episodios clave de la II Guerra Mundial para Noruega; narrando los tres días de negociaciones y de posicionamientos entre el Rey Haakon VII y el diplomático alemán Curt Bräuer, tras la imprevisible y directa invasión de los nazis en terreno noruego.
La cinta se mueve siempre entre los dos personajes centrales, los dos clave en la negociación y el devenir del país noruego, que hasta esa invasión del nazismo se había posicionado imparcial en el conflicto. Un tenso y admirable juego de negociaciones lleno de diplomacia y en el que el inalterable y admirable comportamiento del rey noruego conlleva un emotivo y patriótico mensaje para el país nórdico; teniendo la envergadura y el rostro del veterano Jesper Christensen, que ofrece una admirable interpretación.
La cinta encuentra en ese intercambio entre los dos personajes y el cosmos familiar que rodea al rey (profundizaciones dramáticas muy del cine nórdico) sus grandes valores; aunque la cinta anda algo dispersa y sus ciento treinta minutos no ayudan, encontrando una factura equilibrada pero una narración que a veces no encuentra su tono. Poppe sabe rodar con oficio y deja algunas secuencias memorables (destacable la batalla previa al tercer tercio del filme) pero un relato algo disperso y su exceso de duración, no completan un filme lleno de ideas ejemplares y de heroísmo sin necesidad de épica, ofreciendo el retrato de un hombre justo, para el que la defensa del pueblo noruego está por encima de cualquier negociación.