«Overlord»; espíritu de Serie B y diseño de blockbuster para una entretenida y eficaz mezcla de cine bélico y experimentos zombies
Presentada previamente en el Festival de Sitges y presentada por J.J. Abrams y Paramount Pictures; Julius Avery teje en Overlord un correcto y divertido filme bélico con premisa alocada y vibrantes secuencias de acción
Producida por J.J. Abrams y tras descartarse su relación con el universo Cloverfield, Overlord se alza como una muy entretenida y correcta cinta de acción con toques de terror y premisa digna de la Serie B más elogiada de los ochenta (la gran eṕoca dorada en la que los estudios apostaron por el cine de género y que dio nombre a maestros como John Carpenter) ambientándola en las jornadas previas al Día D, al ofrecernos una historia totalmente inventada sobre una patrulla del ejército americano que tiene como misión derrocar una torre de comunicaciones situada en un pequeño pueblo de la Francia ocupada.
Tomando como título el nombre de la operación bélica que supuso el desembarco de Normandía, Overlord comienza desde una ruidosa y apabullante secuencia desde el avión que lleva al grupo de soldados al pueblo en el que deben llevar a cabo su misión. Tras una breve aunque suficiente presentación del perfil de cada uno de los personajes, el avión recibe el aluvión de balas anti-aéreas y tras una explosión espectacular los soldados caen en paracaídas en un frondoso bosque de noche. Siguiendo al joven afroamericano Boyce (Jovan Adepo), el único algo crítico con los métodos violentos del resto de su grupo; liderados por el conflictivo cabo Ford (un carismático Wyatt Russell).
Un inicio digno del cine bélico más clásico – que rezuma ecos del espectacular e insuperable inicio de Salvar al soldado Ryan de Steven Spielberg – que funciona de forma bastante correcta. Tras un pequeño parón más pausado y rutinario con el encuentro y avistamiento en el hogar de una joven francesa (Mathilde Ollivier) que los encuentra por accidente y que es por otro lado el capricho sexual del capitán de las SS del pueblo (Pilou Asbaek) y gran villano de la función. Tras este tramo el elemento delirante y fantástico de los experimentos secretos de los nazis sale a la luz y con ello un funcional y eficiente desarrollo del relato que recuerda en su objetivo de puro entretenimiento de Serie B y remite en su premisa a incluso elementos más actuales como el videojuego Wolfenstein.
Julius Avery, director del thriller australiano Son of a Gun, dirige con buen pulso unas logradas secuencias de acción dentro de un guión que bebe de todos los arquetipos y clichés del cine bélico en su dibujo de personajes y en su desarrollo; resultando finalmente un filme más estimable para los aficionados a la acción que al cine de terror, dejando pocos sustos y además de construcción poco imaginativa. Algo que también echamos en falta es un poco más de gore y de cachondeo en su conjunto aunque sepa sacar provecho a su diseño y efectos con buena mano.
Overlord es un filme que sabe dar una gran dosis de entretenimiento dentro de un relato arquetípico en sus elementos bélicos; siendo una espectacular evasión que funciona dentro de sus elementos. Le falta quizás resultar más delirante y sangrienta de lo que podía prometer y su protagonista resulta el más soso de su solvente reparto en el que brilla Wyatt Russell; carismático y luciendo el legado de su padre Kurt Russell, solventando de forma notable el papel de héroe de acción. Aún así, Overlord resulta una estimable rara avis dentro del mainstream actual al ser un filme de bruto entretenimiento de Serie B con el apoyo y presupuesto de una “major” como Paramount.