Tras la magnífica adaptación de David Fincher, Sony sigue explotando a la heroína Lisbeth Salander adaptando la cuarta novela escrita por David Lagercrantz, simplificando el universo Millennium en favor de la acción
Tras la trilogía realizada por el país de origen de su autor Stieg Larsson y la magnífica versión estadounidense del universo de Lisbeth Salander y Mikael Blomkvist por parte de David Fincher; Sony y Hollywood siguen explotando la saga literaria adaptando ahora el cuarto libro de la saga (ya sin la autoría de Larsson) y cambiando al reparto, cayendo en manos de una de las actrices del momento (Claire Foy) el encarnar a Salander; y encargándose de la dirección el uruguayo Fede Álvarez tras sus estimables cintas de terror No respires y el remake de Posesión infernal.
Tras el poco interés de Fincher de seguir la saga literaria tras la magnífica adaptación de Los hombres que no amaban a las mujeres que alzó a la primera línea a Rooney Mara como actriz; Sony no parece querer desaprovechar el éxito literario y a uno de los personajes femeninos más estimables e icónicos de la ficción actual, abordando en esta nueva entrega la adaptación del cuarto libro. Lo pero es que, sin buscar la comparación con el maestro Fincher, Álvarez y los actores no están altura frente a un guión muy simple y melodramático y una Salander más cercana a ser una heroína de acción en plan James Bond o Jason Bourne que la enigmática e inteligente hacker que nos brindó una fascinante Rooney Mara anteriormente.
El filme resulta demasiado trasnochado y va directa al grano aunque con ella reste cualquier complejidad en la trama y en el dibujo de los personajes; ofreciendo una trama demasiado efectista y algunos giros algo absurdos y sacados de la manga que rompen la atmósfera magnética que Fincher nos regaló. Aunque Álvarez cuide el apartado visual y ofrezca un cuidado toque gótico en algunas secuencias.
Lo mismo pasa con las interpretaciones de Claire Foy y Sverrir Gudnason como Salander y Blomkvist respectivamente; ellos solventan bien la papeleta, sobretodo Foy – aquí Blomkvist tiene una relevancia más testimonial que en la trilogía original – que sabe cargarse sobre sus hombros un guión demasiado dramático que pretende sacar las sombras de la infancia y las heridas que han forjado el carácter de Salander, aunque lo haga con bastante simpleza. Peor parados sale el dibujo de los villanos – unos rubísimos y albinos Claes Bang y Sylvia Hoeks – y las intenciones previsiblemente megalómanas de su ataque hacker y sus tratos políticos.
Sin el pulso y solvencia de Fincher y sin ofrecer un thriller de cocción lenta entre las sombras del pasado sueco y el periodístico; Lo que no te mata te hace más fuerte de Fede Álvarez se resbala ante un guión simplón y rutinario que ofrece la menos interesante Lisbeth Salander hasta la fecha en el cine aunque Foy le otorge presencia y curtida actuación al dirigir a Salander hacia los terrenos de heroína de acción; un terreno manido que deja atrás otras virtudes de Salander como personaje y la mete en una trama de hackers y conspiraciones políticas cada vez más liosa y absurda en su desarrollo.