«The Limehouse Golem»; thriller gótico que no sabe explotar todas sus ricas ideas
Deudora de Edgar Allan Poe y de la novela negra y de terror de finales del siglo XIX, el español Juan Carlos Medina dirige esta producción de impecable factura que deja algunas de sus ricas vías de desarrollo y subtramas en el aire, quedándose en una propuesta sencilla para los amantes de este tipo de cintas.
Cerró la edición 49 del Festival de Sitges y se estrena esta semana en los cines españoles esta adaptación de una oscura novela que tomando la decadencia del Londres de finales del Siglo XIX, nos presenta a un asesino en serie que asola Limehouse tomando como álter ego y figura al Golem de las leyendas judías. El detective Kildare (Bill Nighy) se encarga del caso al mismo tiempo que interroga y busca las conexiones hablando con la viuda de Cree (Olivia Cooke), una joven actriz que va a ser condenada a la horca a causa de ser inculpada del envenenamiento de su esposo (Sam Reid).
Siguiendo esa investigación la cinta se nos narra mediante flash-backs y reconstrucciones con los diferentes personajes que rodean el misterioso caso, buscando un rompecabezas narrativo que nos lleve con interés hasta su sorprendente giro final. Medina busca ser oficioso y cuidar la producción, aunque siempre desde una dirección demasiado impersonal que no se sale de la estética de otras producciones similares como Desde el infierno (2001), El enigma del cuervo (2012) o la magnífica serie Penny Dreadful.
Medina no sabe sacarle provecho a muchas de las cuestiones y subtramas que el guión expone, como por ejemplo la decadencia y desigualdad social del Londres de esa época o la temática más teatral del relato, y con ello las reflexiones sobre el ego y las máscaras que cada uno de nosotros se impone.
Un correcto Bill Nighy en la piel del detective Kildare – en un papel que inicialmente iba a interpretar Alan Rickman, truncado por su fallecimiento – y unas destacables y jugosas encarnaciones de Olivia Cooke (Yo, él y Raquel) y la española María Valverde (aunque su personaje sirva en parte sólo de aliciente erótico) ensamblan la cuidada producción y diseño de una obra que podría haber dado más de sí ante las ricas ideas que su guión permitía.
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