«Fullmetal Alchemist (live action)»; tremendo batacazo en esta adaptación del manga

Nota:
Muchas incongruencias y un bajo presupuesto dejan a Fullmetal Alchemist en un mal lugar que, con su tráiler, apuntaba a maneras

Netflix nos ha brindado numerosas adaptaciones de mangas y animes. Podemos recordar recientemente Death Note Blame! Ninguna de estas producciones han sido alabadas por la crítica. Fullmetal Alchemist no es una excepción. Con pocos puntos fuertes y demasiados débiles, esta película se queda bastante corta. Aclarar que no he leído el manga y el anime lo llevo arrastrando bastante tiempo.

La película dirigida por Fumihiko Sori es una adaptación del primer tercio del manga original de Hiromu Arakawa. En ella nos encontramos a los hermanos Elric, Edward y Alphonse, intentado revivir a su madre recién fallecida mediante alquimia. Tras un grave error en el encantamiento, los hermanos se disponen a buscar el poder que les puede dar una piedra filosofal.

Refiriéndonos a la fidelidad con su original, encontramos notables similaridades en cuanto a lo visual se refiere. El ‘caparazón’ de Al, la apariencia de Ed y los homúnculos están bastante conseguidos. Sin embargo, en cuanto a personalidad, los protagonistas presentan grandes carencias. También ocurre con las peleas, pues parecen sacadas de una película de Bruce Lee de los años 70 (que en su época estaban bien, vaya, pero en pleno 2018…). Los encantamientos y movimientos de los personajes parecen haberse filmado con un teléfono móvil. En cuanto a los efectos especiales, tiene sus altibajos (véase los monstruos iniciales contra los hechizos de Roy Mustang.

Tremendo batacazo 

La producción apuntaba muy alto. El propio director la llegó a comparar con producciones de Marvel. El tráiler nos dejó un buen sabor boca, aunque algo inseguros. Esas dudas se hicieron realidad al primer minuto de la cinta. A lo largo de la trama, se puede ver la incapacidad de adaptar en dos horas y cuarto un manga tan logrado. Y es que lo único que se consigue es ahogar la trama con una inclusión infinita de cosas tan seguidas.

La exageración y la vergüenza ajena que caracterizan a las producciones niponas también están presentes. Edward da grititos y realiza coletillas patéticas que hacen que toda la epicidad se venga abajo. Junto a él, Al tampoco se queda atrás y dice ciertas retailas que, para un anime estaría bien pues, al fin y al cabo, son dibujos. Sin embargo, en una producción ‘live action’ esto no hace más que empeorar la situación. Eso, unido a un más que decepcionante CGI, consumen al espectador en su butaca, deseando que pase el tiempo o incluso llegando a apagar el monitor. Al, en muchos momentos, parece tener un gran Lag característico de los videojuegos online cuando tu módem falla o la red se colapsa.

Seguimos esperando a que los ‘live action’ de adaptaciones de mangas y animes nos sorprendan. Dragon Ball Evolution, Death NoteShigenki no Kyojin fueron fracasos estrepitosos. Lejos de llevarse un aprobado raspado, estas películas cayeron con todo su peso por sus penosos efectos y sus caracterizaciones. La única, en mi opinión, que ha llegado a buen puerto (y no me cansaré de defender) es Crows. En esta ocasión, Fullmetal Alchemist se torna en el bando de los primeros. No ha conseguido para nada encariñar a los fieles de esta saga. Tampoco lo ha hecho con los que la han elegido en el amplio catálogo de Netflix.

 

Jorge Martínez

Jorge Martínez ha escrito 185 artículos en Ciempiés.

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