«Ha nacido una estrella»; la irresistible química y compromiso entre Bradley Cooper y Lady Gaga alzan una historia romántica y musical más que manida
Cooper saca con gran solvencia su debut como director en este emotivo melodrama musical que sin duda conquistará al público, sobretodo a los entusiastas fans de Lady Gaga cogiendo con naturalidad el testigo del papel en la cuarta versión del clásico Ha nacido una estrella.
Cuarta versión de la historia clásica Ha nacido una estrella que busca actualizar la historia a nuestra era del pop actual respetando el dibujo y elementos dramáticos del clásico; suponiendo el debut en la dirección del actor Bradley Cooper, protagonista junto a la gran estrella de la música Lady Gaga de esta accesible y emotiva revisión del clásico que ya tuvo como rostros a Judy Garland, Barbra Streisand o James Mason.
Una historia de amor e descubrimiento lleno de emoción y música que fundamento en gran parte un arquetipo del cine musical y del melodrama ha encontrado ya desde su primera versión de William A. Wellman en 1937 con Janet Gaynor y Fredric March hasta tres remakes de desigual resultado. El segundo, el más popular y reconocido, protagonizado por Judy Garland y James Mason y dirigida por George Cukor en el 1954; y un tercero del año 1979 con Barbra Streisand y Kris Kristofferson; esta última la más fallida de las versiones que, en cambio parece ser a la que mayormente recoge como inspiración Cooper para esta nueva versión.
Jackson Maine (Bradley Cooper) es un popular y veterano cantante de country que una noche conoce a Ally (Lady Gaga) en un pub-teatro; encandilado por el talento de la joven, Jackson decide auparla colaborando en las giras y a que saque su talento musical. Pronto ambos iniciarán una hermosa historia de amor y Ally empezará a brillar en su carrera; generando a partir de ahí ciertos conflictos como la pesada carga de la muerte de su talentoso padre y la adicción al alcohol han dejado en Jackson.
El filme recorre en todo momento un tono amable, que busca llegar a todo tipo de público y emocionar con facilidad sin caer en la ñoñería melodramática en exceso. Los senderos que recorre tanto en su tierna historia romántica como en su retrato de la fama; su ascenso y decadencia resultan ya vistos y, aún así el filme se ve con enorme facilidad y otorgada de una dirección solvente y con pulso, que sabe avanzar su relato con buen trato aún a sabiendas de lo clásico y arquetípico del melodrama que nos expone.
Y en parte, esa magia viene por encima de todo de la brillante química entre Bradley Cooper y Lady Gaga, convirtiendo en placer las escenas que comparten y exponiendo ambos un evidente talento musical; sobretodo ella, convirtiendo sus números musicales en las secuencias más memorables del conjunto y sacando con buena nota su papeleta como actriz; resultando natural y creíble en su personaje. Pero si hay que destacar más allá de lo musical, resulta digna de mención la entrega dramática de Bradley Cooper a su personaje, ofreciendo la que sea quizás su mejor interpretación hasta la fecha y, como ya he citado, solventando bastante bien su estreno tras las cámaras.
La química de sus actores es fantástica, emociona como se le exige y resulta agradable y entretenida en sus dos horas de duración. Lo pero es que todo ello se encuentra en un conjunto muy visto, arquetípico y ya conocido que además arriesga poco en sus intenciones de actualizar a nuestros tiempos el relato; quedándonos sobre todo con su excelente pareja actoral (y la labor como secundarios de nombres como Sam Elliott) y el compromiso que ambos han otorgado al proyecto.