«Malos tiempos en El Royale»; Drew Goddard codifica los arquetipos del noir en esta «tarantaniana» obra que retrata las pesadillas americanas de los años 70
Tras la celebrada cinta de metaterror La cabaña en el bosque; Drew Goddard aborda ahora el noir desde una propuesta ambiciosa y muy estimable que retrata la América de la época desde un solo espacio y un excelente elenco de intérpretes
Tras ofrecer una de las reflexiones meta sobre el género de terror más estimables y celebradas en su ópera prima La cabaña en el bosque; el reconocido guionista Drew Goddard (The Martian, Monstruoso o más recientemente la serie de Netflix/Marvel, Daredevil) busca ahora en una propuesta de mayor ambición formal y narrativa ofrecer un similar experimento de codificación de los arquetipos del noir y del thriller situando la acción en la América de 1969 y en un decadente hotel de carretera en el que se encontrarán siete personajes con muchos misterios por revelar.
Tras una primera secuencia construida desde un ancho encuadre y cámara estática que ya ofrece al espectador el misterio del juego voyeur y sobre la propia ficción que Goddard irá desvelando lentamente; el filme nos sitúa diez años después en un enorme Hotel llamado El Royale que claramente vivió mejor gloria en el pasado y que ahora sólo es lugar de paso para individuos con más o menos secretos a esconder.
El filme situará a los protagonistas poco a poco, siendo nosotros conscientes de que todos esconden muchos secretos tras su apariencia y los arquetipos que representan. Una primera parte que nos remite a Los Odiosos Ocho de Quentin Tarantino (uno de los cineastas que más influencia a Goddard en esta obra) y en la que Goddard exhibe un gran cuidado escénico y formal que representa la época representada construida en largas escenas y en estudiados planos secuencia en la que prima el encuadre equilibrado y expresivo más típico del noir.
Goddard brilla especialmente en saber sacar un mapa de personajes atractivos y con “charme” aunque no dejen de representar arquetipos de la América de la época. Y a partir de ellos ir construyendo un noir que se torna en representación de las pesadillas de la América de los setenta; – escuchas y conspiraciones políticas, sectas y traumas de la Guerra de Vietnam – reunidas en ese original y misterioso hotel.
Un aparato al que un irresistible reparto se entrega con compromiso en el que brillan especialmente unos excepcionales Jeff Bridges y Cynthia Erivo – mostrando esta última su contrastado talento para el musical en Broadway -. Un filme en el que Goddard sabe hacer partícipe al espectador en un filme que sabe mezclar espíritu lúdico, crítica y emociones de manera ejemplar.
Pese a su originalidad y muchas virtudes, a Goddard se le va la mano en cierta irregularidad en su último acto y en una duración excesiva que rebajan y no permiten al filme ser una de las obras más destacables del cine estadounidense este año; aunque sea indudablemente una cita ineludible para la cinefilia y los amantes del noir pese a su irregularidad.