«Destroyer. Una mujer herida»; la radical transformación de Nicole Kidman brilla en este fragmentado y algo simple neo-noir
Una irreconocible, maquillada y atormentada Nicole Kidman encarna a Erin Bell; una detective alcohólica y en plena decadencia física y moral en busca del líder de una banda de atracadores en la que estuvo infiltrada de joven y que le causó un gran trauma desde aquella fallida infiltración junto a su amado compañero Chris (Sebastian Stan); que parece haber vuelto a las andadas.
Con la transformación de Kidman como principal reclamo (incluso en su campaña publicitaria), la casi siempre interesante voz de Karyn Kusama construye un policial neo-noir que se sustenta en lo narrativo en la fragmentación en dos tiempos; justificados por la bruma de recuerdos a causa del alcoholismo que arrastra Erin.
Un thriller que Kusama mueve con pulso para contar un dramático relato sobre la redención llena de fatalismo dentro de su áspero tono general; lo malo es que ni el manejo de Kusama como cineasta (muy recomendable todavía aún su impactante film La invitación) ni la vibrante transformación y apabullante entrega de Nicole Kidman (aunque el maquillaje sobre su rostro coja un protagonisno excesivo) satisfacen Destroyer como un notable todo. A causa de que su fragmentación y revelación de información no nos satisfacen como debería y esconde tras su serio poso, un relato más simple de lo que el filme pretende en lo formal y dramático. Resultando un filme frío e insatisfactorio en lo narrativo aunque sus dos brillantes mujeres al frente solventen con nota sus papeletas.