«Dos amantes y un oso»; juventud en el ártico canadiense que reflexiona sobre los traumas del pasado y la diferente percepción del futuro
Juventud y frío en este drama canadiense
La canadiense Kim Nguyen teje una historia de amor entre dos jóvenes en el Ártico Canadiense, con la que ofrece una desigual historia sobre el retrato de dos jóvenes con una mirada al futuro y a la vida distinta y que arrastran algunos traumas familiares del pasado; aupándose en dos talentosos jóvenes intérpretes como lo son Dane DeHaan (La cura del bienestar) y Tatiana Maslany (Orphan Black).
Roman y Lucy son dos jóvenes en pleno Archipielago Ártico Canadiense, son novios y trabajan de forma rutinaria en las labores del lugar. La convivencia se verá en conflicto cuando Lucy sea admitida en la Universidad para la carrera de Biología y desee volver a la ciudad; Roman se encuentra feliz en el frío lugar a causa de un pasado familiar duro que no quiere recuperar; percatándose además de un extraño don, habla con los osos polares que asolan la zona.
Nguyen teje una cinta que comienza como un retrato naturalista de la vida en el Ártico y una mirada intimista a la joven pareja y a las diferencias sobre la vida que emergen cuando el conflicto aflora; todo esto se rompe en una segunda parte más atípica y que no encuentra un rumbo claro, mezclándose un poso psicológico sobre el peso traumático de la infancia y la relación que ambos tuvieron con sus padres; siendo una cinta de buena factura y buenas ideas pero que resulta desigual en su resultado final; resultando agradable gracias a la notable química entre DeHaan y Maslany.