The Hateful Eight


Título original: The Hateful Eight
Año: 2014
Duración: 167 min.
País:  Estados Unidos
Director: Quentin Tarantino
Guión: Quentin Tarantino
Música: Ennio Morricone
Fotografía: Robert Richardson
Reparto: Samuel L. Jackson, Kurt Russell, Jennifer Jason Leigh, Demian Bichir, Walton Goggins, Tim Roth, Bruce Dern, Michael Madsen, James Parks, Dana Gourrier, Zoë Bell, Channing Tatum, Lee Horsley, Gene Jones, Keith Jefferson, Craig Stark, Belinda Owino.
Productora: The Weinstein Company
Género: Western. Intriga | Comedia negra. Siglo XIX
Web oficial: http://thehatefuleight.com/


Sinopsis

Pocos años después de la Guerra de Secesión, una diligencia avanza a toda velocidad por el invernal paisaje de Wyoming. Los pasajeros, el cazarrecompensas John Ruth (Kurt Russell) y su fugitiva Daisy Domergue (Jennifer Jason Leigh), intentan llegar rápidamente al pueblo de Red Rock, donde Ruth entregará a Domergue a la justicia. Por el camino, se encuentran con dos desconocidos: el mayor Marquis Warren (Samuel L. Jackson), un antiguo soldado de la Unión convertido en cazarrecompensas de mala reputación, y Chris Mannix (Walton Goggins), un renegado sureño que afirma ser el nuevo sheriff del pueblo. Como se aproxima una ventisca, los cuatro se refugian en la Mercería de Minnie, una parada para diligencias de un puerto de montaña. Cuando llegan al local se topan con cuatro rostros desconocidos. Bob (Demian Bichir), que se encuentra allí refugiado junto con Oswaldo Mobray (Tim Roth), verdugo de Red Rock, el vaquero Joe Gage (Michael Madsen) y el general confederado Sanford Smithers (Bruce Dern). Mientras la tormenta cae sobre la parada de montaña, los ocho viajeros descubren que tal vez no lleguen hasta Red Rock después de todo…


Western negro

Una película de Quentin Tarantino es siempre un gran acontecimiento, incluso para el mayor de sus detractores. Un director que ha sido capaz de marcar diferencias y crear tendencia gracias a un estilo propio a partir de subgéneros y cine de dudosa calidad, recuperando intérpretes caídos en el olvido y enmarcándolos en cintas con estilo pop, fuese cual fuese el género.

En The Hateful Eight, cuya traducción al castellano es una blasfemia pronunciar por muy literal que sea, Tarantino nos trae de nuevo a Tarantino en otro western moderno, tras Django (2012), aunque esta vez provisto de toques de cine negro e intriga cercanos a los relatos de Agatha Christie.

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Samuel L. Jackson como el mayor Marquis Warren.

Tras una poderosa obertura del maestro Ennio Morricone sobre un paisaje nevado, da comienzo con esos títulos en su típica tipografía amarilla El Acontecimiento: “La octava película de Quentin Tarantino”, así anunciada y cuyo portentoso ego no le hará olvidarlo hasta el comienzo de los créditos finales.

Como genial cinéfilo antes que director de cine, su disfrute tras la cámara es inigualable. Logra que un género tan clásico y aparentemente serio como el western, al que ha rendido homenaje en casi todos sus anteriores films, resulte moderno sin que por ello haya ninguna disonancia. Una película de casi tres horas que, por la habitual forma del director en dividirla en actos, se nos hace media. Seis capítulos donde la tensión va in crescendo a medida que pasan los minutos sin que sobre ni uno de sus segundos. Pausada a la hora de presentar a los personajes, todos ellos encerrados en una asfixiante y teatral atmósfera, tras una puta puerta cerrada a martillazos, en la que no se concede el beneficio de la duda a nadie.

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Tim Roth, Kurt Russell y Jennifer Jason Leigh durante una escena de la película.

De este modo reaparece uno de los fetiches de Tarantino, Samuel L. Jackson, que siempre parece crecerse en los films del director sin repetir un mismo rol. Vuelve a sacar partido a un actor como Kurt Russell, que tras Death Proof (2006) nunca había estado mejor, sin ser lo mejor de la película. Y recupera a una actriz de los ’80, como es Jennifer Jason Leigh (Corazón de medianoche (Matthew Chapman, 1989) o Kansas City (Robert Altman, 1996)) en la que podría ser la mejor interpretación de su carrera.

Por otra parte encontramos a un Bruce Dern al que claramente rinde tributo, Demian Bichir y otras dos figuras tarantinianas: Michael Madsen, con su habitual indolencia de cowboy, y Tim Roth, el más irónico de todos en un papel que aunque para los fans más jóvenes de Tarantino pueda parecer que esté imitando a Christoph Waltz, no hay que olvidar que Roth es bastante más inglés y pertenece al club del director de Knoxville desde sus inicios. Pero de entre todos estos, sin menospreciar a ninguno, la sorpresa la pone Walton Goggins, visto anteriormente en Django y la serie Sons of Anarchy. Aparecen también, en pequeños papeles, otras nuevas caras habituales de Tarantino, como James Parks, hijo del mítico Michael Parks alias Earl McGraw, y Zoë Bell, la Zoë Bell de Death Proof y doble de las escenas de acción de Uma Thurman en los dos volúmenes de Kill Bill, que coloca el paréntesis de la película.

Walton Goggins, como sheriff de Red Rock, la revelación del film.
Walton Goggins, como sheriff de Red Rock, la revelación del film.

Tarantino vuelve a homenajearse a sí mismo, haciendo referencias a su universo o recreando situaciones de sus anteriores films aunque con la misma intensidad. Porque una de las mejores cosas que sabe hacer es adaptar historias, sacando máximo partido a detalles que suelen pasar desapercibidos, además de conectar sus películas de forma brillante y con una facilidad envidiable. Y, por supuesto, su pasmosa habilidad verborreica en sus típicos pero inagotables diálogos.

The Hateful Eight no es un film genial ni una obra para encumbrar al director, pero sí otro disfrute visual donde la violencia, explícita, bella y desternillante, te estalla en la cara casi literalmente.

Valoración (sobre 10): 7

Gabriel Martínez Ruibal

Gabriel Martínez ha escrito 143 artículos en Ciempiés.

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