El anime y la televisión española
La palabra «anime» es una palabra que ya de principio parece que repele a muchos jóvenes españoles, relacionándola directamente con «dibujitos japoneses que solo ven los chicos y las chicas raritas», pero si echamos un vistazo a la infancia de cualquier persona cuya edad se encuentre dentro de la horquilla de los 0-35 años podremos ver que esta persona ha visionado varios animes en su vida y que, la gran mayoría de las veces, los recuerdan con aprecio.
Podríamos destacar series como «Bola de dragón», «Supercampeones» (originalmente titulado como «Captain Tsubasa), «Heidi», «El detective Conan», «Chicho terremoto» o la mítica «Rina y Gaudi» (Slayers, 1992) emitida en TVE. Por no nombrar a las series que incluso a algunos de nosotros se nos hacen viejas, tales como «Mazinger Z» o «Los caballeros del Zodiaco».
Desgraciadamente es un género animado y por lo tanto se le identifica y asemeja a los públicos infantiles, siendo una equivocación bastante general. Si bien es cierto que muchos animes están dedicados al público infante (género kodomo, en el que podemos encontrar a series como Doraemon o Sin-Chan), podemos destacar otros tintes para nada recomendados para menores de dieciocho años.
Algunos de estos géneros de anime serían; el Shoujo, género que cuenta una historia principalmente romántica y que está dirigido esencialmente al público femenino (Peach girl, La familia crece); el Shounen, el cual construye la idea principal que tenemos en mente de anime, historias que cuentan una aventura normalmente protagonizado por un chico con tintes de acción y que está dirigido a adolescentes (Naruto, One piece, FullMetal Alchemist); el Hentai, centrado esencialmente en la parte más perversa de la cultura japonesa, desarrollando historias calenturientas de todo tipo, desde desnudos hasta subgéneros como los de yaoi o yuri que tienen cortes homosexuales; el Kodomo, citado anteriormente, el cual cuenta historias infantiles y simples para un público de corta edad (Doraemon, Hamtaro); u otros que quizá no gocen de ninguna terminología pero que simplemente están dedicados a un público que cuenten con la mayoría de edad y que se centran en lo explicito y crudo, o bien de temática de terror (Another, Shiki) o bien contados de una manera adulta (Samurai Champloo, Afro samurai).
Sin embargo otro de los problemas de la difusión de este trocito de cultura japonesa viene dado por la dificultad para distribuir a tiempo cualquier serie o película. Un ejemplo de esta dificultad la podemos ver en el caso reciente de Dragon ball Z: La batalla de los dioses, siendo la diferencia de estreno de un año (que aún así es poco a lo que estamos acostumbrados).
Por si no fuese poco la programación está acostumbrada cada vez más a eliminar de la parrilla la animación japonesa quedando tan solo destellos de series icónicas de los noventa que se repiten en bucle en alguna cadena y a alguna hora oculta. La desaparición de los pilares del anime en España entre los que podemos destacar la actuación de canales semidedicados como Buzz o Animax terminaron por despedir a los animes en televisión. A esto hay que sumarle el fracaso de proyectos que nacieron con el único objetivo de sustentar el anime en el país, como ocurrió con Anime proyect.
Lo único que mantiene la cultura anime a flote en el país es la rápida distribución de las series por internet y los fansubs realizados sin ánimo de lucro en páginas y foros, por lo que se podría decir que el anime, en España, es un género prácticamente exclusivo del ciberespacio.
Ante todo agradecer el esfuerzo de unos pocos sin segundas intenciones que permiten que otros muchos puedan disfrutar de esta parte de la televisión tan marginada y que continúen trabajando en contra del ocaso que esta viviendo la industria en España.
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