Aquellos maravillosos 90

¿Cómo ha avanzado el panorama televisivo?¿Es justo analizar dos televisiones distintas teniendo en cuenta que ahora cuando hablamos de televisión incluimos series que se retransmiten en otros países?  En este texto concretaremos un recorrido televisivo por la pantalla que muchos de nosotros vimos cuando todavía eramos unos niños. Trataremos de analizar el contenido de entonces y el de ahora, provocando una conclusión lo más acertada y objetiva posible.

Comencemos con aquellos tiempos en los que mascábamos boomer kilométrico y la MTV todavía era un canal de música. La televisión pública conoció a los que le robarían tanta audiencia, siendo estos Antena 3, Telecinco y Canal +. Este último ayudó mucho al factor imaginación, sobre todo a las doce de la noche si lo tenías codificado. Los canales en abierto ofrecían la compañía de aquel Médico de familia protagonizado por Emilio Aragón, las investigaciones de Álex Angulo en Periodistas o el todavía joven Rodolfo Sancho que recogía sus libros aprisa Al salir de clase.

El producto español gozaba de una mejor aceptación que el actual y la utilización de los tópicos y clichés no estaba tan mal visto. Aquí es donde se nota la verdadera transición mental de una generación a otra, cuando una gran parte de la población menor de treinta y cinco años (actual) prefiere algo más sofisticado y deja de lado productos españoles clásicos.

Aún así podíamos destacar series extranjeras, sobretodo americanas, entre las que se pueden destacar Sabrina, Cosas de casa (o Steve Urkel, como lo llamaban algunos), El príncipe de Bel Air o Melrouse Place. Si queremos algo de mayor calidad podemos destacar series como Friends, Twin Peaks o Expediente X, dejando atrás a otras que entraron a destiempo y que no se pueden considerar como series de los noventa, como ocurre con la tardía aparición de Los Soprano (1999).

Twin Peaks (David Lynch, 1990)

El género infantil es el punto que quizá más recordemos por razones obvias, apareciendo la figura del anime mucho más marcada en la plantilla televisiva que actualmente (tal y como comentamos ya en artículos anteriores). Este punto será difícil de analizar porque yo mismo fui aquel niño que disfrutó con los partidos de Supercampeones, el distinguido humor de Matt Groening, las aventuras del bueno de Peter Parker (seguramente ahí fue donde me pico el periodismo en forma de garrapata) o la pegadiza canción de Digimon.

Lo único que puedo decir en este ámbito es que son y fueron series correctas para el público al que iba enfocado, siendo de una complejidad casi inexistente y creando un sentimiento de empatía fuerte. Yo mismo iba siempre con un balón al lado como Oliver y deseaba el día en el que apareciese el digimundo frente a mis narices, maldita sea.

Pero llegó el nuevo mundo. Apareció el euro al que todavía tratábamos con cariño, Peter Jackson nos sorprendía con una película que prometía convertirse en uno de los clásicos y llegaba Internet, esa red de pervertidos alojados en Terra e IRC y que traficaba con algo peor que las drogas, películas en una calidad vergonzosa colgadas en el Emule o en el Ares.

La globalización hizo de las suyas y el libre visionado se comenzó a generalizar. Comenzamos a dejar de lado el producto que aparecía en pantalla poco a poco y a dejar en un segundo plano el producto español con el que una vez pasamos los minutos. Los Serrano o Aquí no hay quien viva fueron algunos de estos últimos afortunados. La gente comenzó a clickar en enlaces y a consumir Hermanos de sangre, The wire, Skins, Lost o al sarcástico médico House.

Si hablamos de la plantilla española vemos que aparecen dos cadenas en abierto nuevas (Cuatro, 2005-  La Sexta, 2006) y que éstas, junto con las otras, acaban por aumentar su número de canales. Esta ampliación puede parecer algo bueno ya que nos ofrecen más cantidad. Eso es bueno…¿no? Podría, pero en este caso no es así. Deciden meter mucho producto barato y vendérnoslo con la excusa de que hay más variedad. Si bien es cierto que puede haber aparecido alguna que otra programación interesante hay que destacar el descenso general de calidad. Hay mucha mierda, vaya. Ahora tenemos Sálvame y Gran Hermano número trescientos, por Dios.

En cuanto a programación infantil actual puedo analizar poco pero este poco es de una calidad bastante aceptable. Imagino que si viese ahora por primera vez las series de mi infancia me parecerían igual de buenas. Series entretenidas entre las que puedo destacar Ben 10 (sí, he visto de vez en cuando la serie, ¿qué pasa?), Gumball o la serie para nada infantil (según mi humilde opinión) Hora de aventuras, que disfruta de multitud de guiños e historias que un niño de nueve años jamás podrá reconocer pero que aún así, enamora.

 

Como hemos podido ver todo tiene sus más y sus menos. Hay más canales pero también hay una desmejoría notable. Las cadenas no suelen apostar por productos de calidad y si lo hacen, lo acaban por quitar al llevar dos temporadas. La televisión, ese trasto que tenemos en el salón, ha pasado de ser el centro de atención y reunión familiar a contentar tan solo a una proporción de la población que va en descenso.

El 80% de aquellos mayores de cuarenta años que tan solo quiere pasar el rato y que no acaba por controlar las nuevas tecnologías y las ventajas que esta les ofrece. La aparición de Youtube ha causado un fuerte estrago en las nuevas generaciones (denominada como generación niño rata) y prefiere pasar su media hora viendo un gameplay de Call of duty a ver los capítulos de El barco o de El chiringuito.

Lo único que puede salvar en este punto a la televisión actual es la apuesta por una programación más fresca y dinámica, justo como pasa con la reciente aparición de Netflix España, que ofrece una televisión más acorde a esta generación. Y recuerdo que estamos siendo objetivos, esta es la verdad, no es ninguna promoción. Aunque ya puestos podemos decir que Internet es más protagonista de esta época que la propia televisión, por más que intenten combinar los dos elementos.

Para los que se resisten al cambio os recomiendo una aplicación bastante graciosa en la que se recoge bastante de la televisión de los 90. Se llama My90stv y simula una televisión con todo tipo de contenido. La globalización ha permitido tener al alcance de la mano más productos por menos. Lo siento, melancolía, esta vez pierdes.

 

 

 

 

Javier Sólvez

Javier Sólvez López ha escrito 219 artículos en Ciempiés.

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