«Primavera en Normandía»: humor, sensualidad y sincera elegancia

Nota:

La literatura ha sido siempre fuente de musas en el cine, desde las más fieles adaptaciones hasta las más pequeñas inspiraciones. Primavera en Normandía, cuyo título en original (Gemma Bovery) da más sentido al film, es una comedia muy francesa basada en la novela gráfica de Posy Simmonds que nos cuenta una historia con grandes dosis de ironía y sensualidad.

Anne Fontaine (Coco, de la rebeldía a la leyenda de Channel, 2009) dirige esta comedia dramática donde dominan los juegos de palabras, sin sobrepasarse y colocados en los momentos precisos. Una película que cobra mayor sentido junto a su título original, y en gran medida (obviamente) escuchándola en la versión francesa; esos juegos de palabras y la mezcla del inglés y el francés creando situaciones cómicas no pueden entenderse, o pierden la gracia original con el doblaje, por muy bueno que pueda ser.

Gemma Arterton y Fabrice Luchini en una escena de la película.

El film nos lleva a un pueblo de la costa de Normandía, donde un iluso panadero vive ensimismado entre la literatura y su oficio; personaje muy bien interpretado por Fabrice Luchini, visto recientemente en En la casa (François Ozon, 2012),  quien nos sacará más de una carcajada a base de miradas e inocentes frases. Al pueblo llegarán una pareja de jóvenes ingleses cuyo apellido le recuerda, como no puede ser de otra forma, al personaje de la novela de Flaubert. Una siempre atractiva Gemma Arterton, quien ya interpretó a uno de los personajes de Posy Simmonds en Tamara Drewe (Stephen Frears, 2010) es Gemma Bovery, el juego de palabras indirecto sobre el personaje literario del título, una mujer imprevisible que no sabe bien qué hacer con su vida y lleva la losa de ser la eterna mujer deseada, algo que no le hace tanta gracia como pudiera parecer. Junto a ella, un calmado y muy inglés Jason Flemyng, conocido por sus apariciones en las primeras películas de Guy Ritchie, Lock & Stock (1998) y Snatch (2000), interpreta al marido de la protagonista.

De este modo, el panadero terminará obsesionándose con esa relación hasta el punto de querer influir en su vida para que no corra el mismo destino. Una conexión cine-literatura por partida doble, bien atendida y llena de referencias, que si bien es una comedia son tratadas con respeto y buen gusto.

Niels Schneider y Gemma Arterton.

El film, pese a ser una comedia de buen sentido del humor, no deja de lado el dramatismo, o mejor dicho, la verosimilitud de las cosas, haciendo que nos encontremos ante un producto honesto, sin artificios ni tapujos al mostrar una realidad, pero también con mucha elegancia. Algo a lo que contribuyen en buen grado una luminosa fotografía y una banda sonora enmarcada en el buen ritmo de la cinta, que no tiene apenas altibajos, manteniendo siempre un nivel constante que no trata de influir en las emociones del espectador.

Gabriel Martínez Ruibal

Gabriel Martínez ha escrito 143 artículos en Ciempiés.

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