«El Juez», una vista que se convierte en algo más

Nota:

Con la mezcla de momentos que te hacen pensar, humor desenfadado en situaciones puntuales y rasgos típicos de una historia de amor no correspondida,  El Juez se puede clasificar como una gran película del cine francés. Un ritmo calmado pero directo, con diálogos intensos, planos que te pondrán la piel de gallina y personajes carismáticos.

Un soberbio Fabrice Luchini (en el papel de Michel Racine), que parece estar tocado por una varita, y acompañado de una magistral Sidse Babett Knudsen (como Ditte Lorensen-Coteret), protagonizan este drama con grandes dosis de humor. El filme francés destaca por la muestra del poder judicial francés, donde Michel Racine es el presidente del Tribunal de lo Penal, con una fama de duro que «o lo odias o lo amas». Ditte Lorensen es una mujer danesa de 49 años y de la que estuvo enamorada el presidente judicial. Sus caminos se entrecruzan de nuevo por ser ésta última elegida como miembro del jurado popular en una sesión judicial, lo que hará que tengan lugar una serie de encuentros entre ellos mostrando los orígenes del amor que siente Racine por la mujer de sus sueños.

Fabrice Luchini, como el presidente del Tribunal de lo Penal, Michel Racini

Director de películas como La cocinera del presidente (2012), Les enfants (2005) y Beau Fixe (1992), entre otras, Christian Vincent ha conseguido crear una historia escenificada, en su mayoría, en la sala del tribunal con una intrincada sucesión de diálogos entre los personajes. Con un gran intelecto, el personaje principal da la vuelta a acciones que, a priori, resultan tan simples que parece descabellado su discrepancia. Gracias a ello, el filme alcanzó a recibir los galardones del Festival de Venecia al mejor guión y mejor actor principal (Luchini) y el Premio César a la mejor actriz secundaria (Knudsen).

Curioso es el uso de los escenarios durante el desarrollo de la trama, contando con una escasez apreciable de variedad de escenarios (apenas aparecen la sala del tribunal, un restaurante, la sala dónde se reúne el jurado y la calle en escenas de tránsito) que, sin embargo, son sacadas a su máximo esplendor por la perfección del uso de la cámara. Encargada de reproducir todo tipo de detalles, se pueden apreciar sin tapujos las tensiones, los sentimientos y las miradas entre los protagonistas, embriagadoras y cautivadoras, además de las realidades más oscuras y rígidas de la sociedad.

Ditte Lorensen-Coteret (a la derecha), junto al resto de los integrantes del jurado

Dicho esto, cabe destacar que El Juez se convierte en un filme cuya trama principal esconde una historia «detrás del telón», dónde la soberbia, el atrevimiento y los problemas sociales son la principal característica. Vestido como un «rey mago», Racini presenta éstas características al acercarse a Lorensen-Coteret, mostrándonos que también existe el amor verdadero, a pesar de todo el tiempo y la distancia que separe a dos personas.

Sinópsis: En una pequeña población francesa, el juez Michel Racine es presidente de un temido tribunal de lo penal. Tan duro consigo mismo como con los demás, es apodado «el juez de las dos cifras»: con él, siempre caen más de diez años. Todo cambia el día en que Racine se topa con Ditte Lorensen-Coteret. Ella es miembro del jurado que va a juzgar a un hombre acusado de homicidio. Seis años antes, Racine estuvo enamorado de esta mujer, prácticamente en secreto. Es quizá la única mujer a la que jamás haya amado.

Jorge Martínez

Jorge Martínez ha escrito 185 artículos en Ciempiés.

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