«El Clan»: peones de la dictadura

Nota:

Ambientada en la dictadura militar argentina, desde el golpe de estado del general Videla del 76 hasta la llegada a la presidencia de Raúl Alfonsín en 1983, en lo que se conoció como Proceso de Reorganización Nacional; o, mejor dicho, por llamar a las cosas por su nombre: persecución, secuestro, tortura y asesinato de enemigos del régimen en un estado terrorista en el que desaparecieron más de 30000 argentinos.

Con un guión basado en la historia real de una de las familias que participaron en aquellos hechos desde la sombra, Pablo Trapero escribe y dirige con gran pulso esta cinta que comienza como un documental histórico y poco a poco se centra en la familia, como ejemplo del microclima que asolaba el país a principios de los 80. La unidad base para comprender cómo se comporta una dictadura, porque no se trata tanto del hecho de colaborar con un régimen autoritario, sino el deseo de sobrevivir caiga quien caiga, y ese parece ser el leitmotiv del protagonista, y de ahí sacar alguna parte oscura del ser humano: la codicia como modo de vida.

Guillermo Francella interpreta a Arquímedes Puccio.

Así se nos cuenta una turbulenta historia, de manera objetiva y siempre desde el punto de vista del clan Puccio, liderado por un Guillermo Francella que, con permiso del resto del reparto, nos brinda una interpretación soberbia de un padre de familia casi ejemplar y por otro lado un hombre frío que destaca por su falta de escrúpulos. Además, cabe señalar el buen debut en la gran pantalla de Peter Lanzani, quien interpreta al hijo mayor y cómplice en primera persona de los crímenes de su progenitor.

Con un ambiente siniestro, que contrasta con una banda sonora donde se incluyen canciones rock, que contribuyen a crear una naturalidad que estará presente en todos los aspectos de la película, al más puro estilo Scorsese en Uno de los nuestros (1990). El Clan tiene impactantes escenas, asfixiantes, rodadas con gran habilidad y mucho realismo, como ciertos planos secuencia cámara en mano, que de igual forma nos llevan al maestro neoyorquino sin que esto sea un lastre para la propia personalidad del film.

El Clan al completo.

De corte clásico, como el del mejor cine negro, profundo y pensado sin caer en la trampa del morbo, ni maniqueísmos, ni siquiera en una cierta compasión por los personajes. Un contraste entre la vida familiar “normal” y la vida criminal de los protagonistas, narrado de forma natural, porque lo siniestro también l es aunque nos hayan enseñado lo contrario.

Un film que se puede entender de varias maneras: funciona como película histórica desde la objetividad que trata el tema; como denuncia a pesar de que no se ponga nada en evidencia, los hechos son los hechos; como thriller policiaco e incluso como drama familiar.

Gabriel Martínez Ruibal

Gabriel Martínez ha escrito 143 artículos en Ciempiés.

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