«El Principito»; maravillosa adaptación de la obra de Antoine de Saint-Exupéry que te emocionará
El mejor homenaje posible bajo el notorio respeto hacia el popular cuento
Mark Osborne, uno de los responsables de Kung Fu Panda, se embarca en uno de los viajes más turbulentos y complicados, destinados casi por completo al fracaso, el de adaptar un libro que todos amen. Sí, así es. ¿Quién odia El Principito? Es una apuesta más que arriesgada conseguir hacer el homenaje que se merece un cuento que por sus características resulta a priori inadaptable (como se ha demostrado en otras frustradas cintas basadas en la obra). Hablamos de un libro de no más de 100 páginas repleto de dibujos que ocupan casi todo el espacio y el protagonismo, pues ellos forman parte de la misma historia. ¿Cómo se traslada a un largometraje comercial?
Imprescindible para dejar de ver el sombrero en el dibujo
Tanto el director como la guionista Irena Brignull (Los Boxtrolls) han tomado la mejor decisión posible: crear una nueva historia que parta, y se relacione, con lo contado en el libro. Es una historia que rodea a El Principito que trata el mismo tema principal, la importancia de recordar la inocencia, cuyo olvido no es excusa a la hora de madurar. De este modo, se nos presenta a una niña que lleva una vida cuadriculada, impuesta por su madre tanto como autoimpuesta, donde cada hora de cada día lo tiene organizado para formarse y obtener el mejor rendimiento en su vida estudiantil y posteriormente laboral. ¿He dicho niña? Perdón, una adulta de corta edad.
Tras mudarse a un nuevo barrio conoce a un viejo loco que tiene como vecino, que resultará ser el mismísimo aviador que protagoniza la historia de Antoine de Saint-Exupéry y el cual le hará ver lo importante que es aprovechar su infancia y lo peligroso que resulta querer ser adulto, a través siempre del relato de sus vivencias con El Principito. El mejor homenaje posible bajo el notorio respeto hacia el popular cuento. Las partes que narran las historias sacadas directamente de las páginas, en delicioso stop-motion, están cuidadosamente representadas. Vemos ahí cobrar vida varias de las anécdotas más importantes que ocurren en el libro (inmejorable introducción con las famosas líneas del dibujo de la boa que se comió un elefante).
Nuevo punto de vista
Pero además, el hilo principal que es totalmente original sigue la misma dirección, sigue la misma suerte. No se trata de copiar, sino de expresar lo aprendido al haber sido absorbido por la filosofía que esconden las páginas de Saint-Exupéry. Una nueva visión fresca y única, en cierto modo desde una perspectiva de secuela, donde se ve exactamente la evolución que tiene cualquier persona, sea niño o adulto, al viajar entre satélites y estrellas con Le petit Prince.
Todo esto con una animación que no tiene nada que envidiar a grandes estudios hollywoodienses y una hermosa banda sonora en la que se nota la presencia constante del virtuoso Hans Zimmer.
Como amante de la obra original he de decir que desde los primeros 5 minutos, los suficientes y necesarios para tener una idea de lo que tenía ante mí, estuve con los pelos de punta y los ojos empañados en denota emoción al ver el perfecto trabajo que habían conseguido y el respeto que han tenido hacia el libro. El amor que los responsables de la cinta sienten hacia la obra de Saint-Exupéry, algo que contagiaran hasta a los que no hayan leído el cuento original. Una película necesaria para hacernos recordar y dejar de ver el sombrero en el dibujo.