«The walking dead»; la serie muerta que triunfa inexplicablemente
La serie zombi por excelencia
¿Conocéis esa sensación cuando crees que uno de tus grandes problemas ha llegado a su fin? Eso fue lo que yo sentí cuando decidí dar por finalizada la serie de The walking dead tras cuatro temporadas. Pero el pasado y los errores siempre están ahí para atormentarte toda tu vida y no será rara la ocasión en la que tengas que revivir todo lo ocurrido. Eso es lo que me pasó a mi cuando me tocó seguir visionando esta serie «por ser quien la llevaba mas adelantada». Ojalá nunca la hubiese empezado.
El punto y seguido fue protagonizado por el Gobernador y esta vez el protagonista de esta temporada se centra en Negan y su mejor amiga, Lucille. Un personaje macabro interpretado por un fantástico Jeffrey Dean Morgan que ponía a los fans de la serie en tensión al final y al principio de la sexta y séptima temporada respectivamente. La brutal y explicita muerte de Glenn, uno de los personajes más queridos de la ficción, se despedía de la forma menos honorable posible. La cara del asiático personaje se desfiguraba en el primer episodio de la séptima y joder, por un momento tuve fe en la resurrección de esta serie.
Quizá después de todo merecía algo la pena haberse tragado dos temporadas para llevar la ficción de AMC al día. Cuarenta tortuosos minutos diarios durante demasiado tiempo para sentir un pequeño sentimiento de brutalismo.
Una pena que yo siga siendo inocente y siga dando oportunidades y ofreciendo esperanza a un producto que nunca tuvo un futuro visible. Como un globo descolorido la serie comenzó a desinflarse (al igual que la audiencia) para dar lugar a la clásica estructura monótona y aburrida a la que nos tiene acostumbrada desde hace 7 años. Problemas internos que no les importa a nadie, personajes planos situados como protagonistas que no ofrecen sorpresas y situaciones que siempre se resuelven igual.
El final de esta temporada es de lo más sistemático que he podido ver en el guión de una serie. Otro ataque a la comunidad que obliga a esta a reforzarse para que, la audiencia ya dormida, abra los ojos por un momento debido a un ligero cambio de ritmo y sienta que quiere ver algo más en la octava temporada. Un juego sucio que no aporta nada a los fans, tan solo pérdida de tiempo.
Seguimos en las mismas. Una serie decadente, aburrida, pesada, demasiado larga y absurdamente predecible que hará de tus minutos horas. Una serie que sigue entusiasmando a mucha gente no sé ni por qué. Que me den la solución, por favor. Me voy al baño que empiezo a sentir retortijones.