Albert Ivars nos presenta «100% PURO Algodón», obra finalista del Eurasia International Monthly Film Festival

Conocemos la experiencia de rodar «100% PURO Algodón» a través de su director en lo que ha supuesto su primera incursión en el mundo del largometraje

¿Cómo plasmar en el papel una idea? ¿Cómo representar luego ésta en una pantalla? Y ahora… ¿qué hago con este producto? Son algunas de las preguntas a las que se tiene que enfrentar una persona que quiera entrar en la industria cinematográfica. Desde fuera se ve poco accesible, e incluso cercado. Pero, lo peor, es que una vez te adentras descubres que el camino es incluso más obstaculizado de lo que parecía en un principio.

Albert Ivars es un joven alicantino de 27 años que, tras encontrarse de pronto en paro y con una idea en mente resguardada durante tiempo, decide dar un paso al frente y formalizarla con los recursos que tenía. Quería ver su obra en pantalla. No obstante, no se conformaba con un cortometraje -extraoficialmente el primer escalón de cualquier persona que se quiera dedicar a esto del cine- sino que tenía claro que su idea era para un largo… por lo que hay que sumarle grados a la cuesta.

Tras varios años, esa idea por fin da sus frutos y Albert presenta 100% PURO Algodón, un thriller que juega con el espectador cada 10 minutos, sin dejarle reposar ni desconectar. Un resultado tenso para un periodo de ejecución tenso, pero reconfortante. La cinta, que ya he podido ver, se encuentra actualmente en proceso de presentación a distintos festivales, tanto nacionales como internacionales, por lo que todavía no hay ningún acuerdo de distribución en salas comerciales.

Hace unas semanas, Albert mostraba su entusiasmo ya que la obra había resultado finalista en el Eurasia International Monthly Film Festival, un gran punto de partida para continuar presentándola y apostando por ella.


Entrevista con el director

¿De qué va 100% PURO Algodón?

Albert: Es jodido explicarlo sin cagar nada. A ver, es una especie de secuestro. Los personajes se aburren y entran a las casas de los demás a marear, porque realmente no buscan dinero ni nada, buscan divertirse. Algo así como Funny Games… Es que a la mínima hay spoiler.

Desde un principio se nota que el secuestro no es lo que debería ser. Hay cosas que llaman la atención, que no deberían estar ahí, las cuales se acaban explicando. Se intuye que algo no es normal.

¿De dónde te vino esta idea tan extravagante?

La obra está influenciada por, como he dicho, Funny Games de Haneke y Fargo de los Coen.

En un principio tenía una idea diferente sobre la motivación de los secuestradores y el desenlace de esto. Pero a medida que evolucionaba la historia, durante la elaboración de los guiones técnicos, decidí modificarlo.

Las ideas no vienen así de repente. Te llega un flash que te da a lo mejor para una línea. Cuando acabé la carrera, trabajando en un bar, de un día para otro me tiraron. Entonces fue cuando dije «¡qué coño! ¿Por qué no escribo la idea esta que tengo en mente y la intento vender?». Al principio tienes una idea pequeña y luego se van uniendo otras que finalmente forman un guion. Yo me iba a correr y a lo mejor cuando volvía a casa tenía una nueva página de guion. Cosas pequeñas.

Por ejemplo, la idea de los albornoces rosas que llevan los secuestradores, el elemento más característico de la película y que influye en cierto modo en el título de ésta, me vino por una escena poco relevante de Al filo del mañana en la que aparece un momento un tío así. Eso que pasa desapercibido para la mayoría de espectadores pues a mí me hizo gracia y dije «¡hostia, tengo que meter a alguien con un albornoz rosa!».

¿Cómo se consigue el presupuesto para un largometraje?

El tema de presupuesto también hace que tu idea deba adaptarse a las posibilidades reales. Durante el rodaje en la casa, la cual alquilamos para un par de semanas, tuvimos problemas de iluminación por cómo estaba ubicada ésta, por cuyas ventanas entraba demasiado sol durante gran parte del día y se nos quemaba la imagen. Además, se colaba el ruido de las obras que había en la zona. Buf, nunca he visto yo tantas obras juntas en mi vida. Al final entre esto y lo otro tuvimos que alargar el alquiler de la casa, lo que suponía más gasto.

La cinta está en su mayoría autofinanciada, con dinero que tenía ahorrado, dinero que me prestaron personas cercanas y también una parte recaudada a través de un crowfunding.

En cuanto a tema de apoyos y ayudas de instituciones…

Yo tenía una idea y quería transformarla lo antes posible, por lo que no pude entretenerme mucho en buscar inversores privados. Además, tenía claro que ayuda económica pública no iba ni a intentar conseguir, porque en todos mis años de carrera, presentando cada curso la solicitud de beca, nunca me la han concedido, y estoy muy descontento con ese funcionamiento.

Además, tenemos una escena que se rodó en un teatro y en la cual participan muchos extras. Necesitábamos que nos cedieran algún espacio que cumpliera estos requisitos y así lo solicitamos a varios pueblos de la comarca donde crecí, los cuales algunos ni se molestaron en contestar. Menos mal que hubo un ayuntamiento que nos cedió su teatro y pudimos grabar esta escena que es casi la piedra angular de la obra.

¿Qué tienes pensado para el futuro fuera de 100% PURO Algodón?

Ahora mismo tengo una idea para hacer un guion de otro largo que seguramente presente a un concurso. También tengo varios cortos en la cabeza. El problema de empezar con un largo es, a parte del lógico trabajo y presupuesto que requiere, que no existen tantas oportunidades en forma de festivales y concursos para poder exponer la obra un autor primerizo. En cortometrajes pasa todo lo contrario.


Tras la entrevista, como decíamos al principio de la pieza, nos contó Albert que la obra había quedado finalista en el Eurasia International Monthly Film Festival, así que ahora hay que esperar los resultados de los siguientes festivales, esperando que sean positivos, y seguir de cerca esta cinta que, sin duda, merece ser estrenada en nuestras salas.

J. Justo Moncho

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