«Perdido»; thriller guiado por un padre con remordimientos que se toma la justica por su mano que se pierde en cierta frialdad y convencionalismo

Nota:

Christian Carion ofrece un cambio de tono evidente del melodrama Mayo de 1940, al ofrecer un filme más seco y frío que ofrece un precipitado thriller que pasa del drama intimista al thriller más “bronsoniano”

Christian Carion cambia de registro y de tono tras cuatro filmes desarrollados en épocas pasadas y de cierto contexto histórico para tejer un thriller ambientado en la actualidad en la que un padre divorciado vuelve al pueblo tras la desaparición de su hijo, quedándose para investigar la situación familiar de su ex-mujer y su nueva pareja y finalmente, tomarse la justicia por su mano.

Carion ofrece un cambio de tono evidente del melodrama Mayo de 1940, al ofrecer un filme más seco y frío que ofrece un precipitado thriller que pasa del drama intimista al thriller más “bronsoniano” al tejer un relato que se engancha al punto de vista del padre, que tras años ausente por trabajo vuelve tras la noticia de la desaparición pasando de la mirada acusadora y de su propio peso de culpa a la evolución simple hacia el justiciero solitario.

Aunque aprovecha de forma eficaz su seco tono y las frías postales que el Pirineo francés regala, Carion pierde el relato al dejarse llevar por el convencionalismo ofreciendo un drama paterno irregular y muy frío en su tramo y previsible por momentos en su tramo final; manteniéndose gracias al compromiso y entrega interpretativa de Guillaume Canet y la buena transmisión del paisaje como expansión del estado de ánimo de ese padre carcomido por la culpa y el remordimiento.

Jose Asensio

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