«Aquaman»; exceso y libertad pulp y una clásica mirada al viaje del héroe vuelve a dar aliento al Universo DC tras severos cambios en la gestión de la franquicia
Aquaman resulta entretenida y atractiva por su irreverencia dentro de la simple sobrecarga de kitsch y CGI de las propuestas de DC. Resultando más interesante que BvS y JL por una apuesta por el exceso pulp al que los encargados (tanto Wan como el reparto) saben comprometerse
DC busca conquistar la taquilla navideña con la película en solitario de uno de sus héroes “menores” que vimos presentado en la muy decepcionante Liga de la Justicia; confirmando que Jason Momoa ha nacido para el papel y encargando este proyecto a un director consagrado y especialmente maestro del cine del terror contemporáneo como es el australiano James Wan. Resultando un filme muy entretenido que sin evitar las lacras y excesos que arrastran las producciones del Extended Universe de DC; sabe ofrecer un filme de aventuras y relato de orígenes irreverente y disfrutable.
En un ambiente lleno de cambios y de problemáticas dentro de la gestión del universo DC que llevó a Warner a despedir definitivamente a Zack Snyder tras ser el autor que sembró los primeros pasos (aunque aquí mantiene el título de Productor Ejecutivo) y a Charles Roven como líderes del Universo DC; para ahora decidirse por retomar como nuevos líderes a los productores tras la exitosa saga de terror Expediente Warren; Walter Hamada y a Peter Safran. Nombres por los que no es extraño que James Wan aceptara el reto de llevar al cine un universo tan difícil como el acuático de Arthur Curry; superhéroe creado por Geoff Johns.
Aquaman nos relata un arquetípico y sencillo relato de orígenes en el que Arthur Curry debe aceptar su destino dentro del mundo de Atlantis como hijo mestizo de la reina Atlanna y como figura que puede juntar de nuevo los mundos de la tierra y el mar. Un filme con aroma a aventura clásica mezclada con excesos del cine digital que cumple con creces como entretenimiento y que sabiendo el rumbo que recorre como relato y arco dramático de sus personajes; resulta estimable gracias al compromiso del equipo creativo que hay tras ella; tanto el propio James Wan tras la cámara como el de su atractivo reparto, que saben dotar de carisma y carácter a personajes de dibujo simple.
Aunque es evidente su previsible simplicidad, Wan acaba realizando un muy digno blockbuster al saber aceptar los delirios y excesos del universo del héroe al que retrata. Acertando especialmente el apartado técnico y el diseño del mundo acuático; abundando una fotografía que destaca los colores y que abraza plenamente el universo kitsch e imaginativo que ello permite; lleno de locas criaturas y momentos que al menos por su libertad son dignas de aplauso. A ello, Wan añade unas escenas en tierra que en parte de su relato nos recuerda al cine de aventuras más clásico y que terminan de confirmar la estupenda química entre Jason Momoa y Amber Heard como Mera; siendo un personaje que sabe salirse del rol de mero acompañante e interés romántico.
A ello se suma un elenco de secundarios y personajes que desde su simple trazo saben resultar interesantes gracias en especial a un reparto comprometido en el que vale la pena destacar a la gran Nicole Kidman en su más cercana aproximación al cine de acción de su carrera; y el buen hacer de figuras como Willem Dafoe en plan sabio maestro; y de Patrick Wilson (actor fetiche de Wan, tanto en Insidious como en Expediente Warren) como el rey hermanastro Orm, villano de la función y al que sabe mostrar cierta empatía y profesionalidad. Siendo él y Kidman los que salen mejor parados a nivel interpretativo junto a Momoa y Heard. Algo peor dibujado acaba siendo Black Manta (Yahya Abdul-Mateen II); el villano “terrestre” del filme y que parece tener mayor peso en posibles y futuribles entregas.
Su encanto, su falta de tomarse en serio a si misma y un humor muy bien dosificado (encarnado especialmente en el carácter simplón y canalla de Aquaman) son las grandes virtudes de una propuesta que no llega al clasicismo y excelencia de la aún insuperable (dentro del Extended Universe de DC) Wonder Woman. Aunque, cabe también decir que los excesos de CGI y su simplicidad como guión siguen revelando muchas de las lacras de las producciones DC; resultando un filme de continua acción vibrante (a destacar la set piece que sucede en Sicilia) que agota quizás en su tramo final a causa de su exceso y de querer contar desde la simple espectacularidad todo el relato del destino de Arthur Curry.
Aquaman podría considerarse sin ninguna vergüenza como un muy entretenido placer culpable gracias al compromiso de su director y de su reparto. Ofreciendo una notable cinta de espíritu aventurero que por otro lado no puede evitar los excesos de efectos y CGI que persiguen a las producciones DC; aunque lo solvente con un humor bien dosificado y gamberro y un claro tono irreverente con el que no se toma en serio a si misma y que la hacen entrañable incluso cuando roza el ridículo.