Carrie Coon (The Leftovers) y Lee Pace (Halt and Catch Fire) protagonizan este filme de mirada y premisa atractiva sobre lapérdida y los fantasmas, pero decae a causa de una puesta en escena muy impersonal y telefilmesca y en la que lo sobrenatural no termina de coger peso
BlumHouse presentó en el Festival de Los Angeles 2017 esta producción que desde la figura habitual del cine de género del fantasma construye un melodrama sobre el duelo, la culpa y la pérdida de un hijo por parte de los padres.
Hace siete años de que unos padres ahora divorciados perdieron a un hijo en un accidente de coche. Él (Lee Pace) tras el alcoholismo se ha refugiado en su exitoso trabajo y ella (Carrie Coon) ha rehecho su vida con otra familia y ha escrito un libro sobre el dolor que sintió de aquel momento. Al decidirse vender la antigua casa dónde vivieron como matrimonio, descubrirán que la presencia de su hijo sigue allí y vivirán con él en el hogar mientras la culpa y el perdón entre ellos salen a la luz.
Desde una premisa interesante sobre el duelo y la pérdida, Karen Moncrieff ofrece un filme que quizás no satisfaga en líneas generales a los fans del género de terror (es más bien testimonial su etiqueta genérica) aunque resulta muy interesante su premisa y visión del fantasma.
A ello se suma unos comprometidos Lee Pace y Carrie Coon como dolosos padres para paliar un filme demasiado telefilmesco en su forma y puesta en escena que no llega a aprovechar mucho más su visión del duelo y la culpa.