Mr. Robot


Una perfecta serie que parece que no pueda mejorar, y mejora

Hitchcock dijo en su famosa entrevista con Truffaut que el suspense y la sorpresa no es lo mismo, declarándose detractor de las obras «whodunit», es decir, aquellas que, como cualquier novela de Agatha Christie, te mantiene en vilo durante la mayor parte de la obra para finalmente mostrar quién mató a quién, o el porqué. Su teoría es lógica, pierde el autor mil oportunidades de hacer disfrutar al espectador utilizando todos los recursos que ofrece el cine. Por ejemplo, si muestras una charla en un restaurante entre dos personas durante quince minutos y de pronto explota una bomba que tenían debajo de la mesa, sin el espectador saberlo, crearás sorpresa y dejarás anonadado y más dentro de la película que nunca al público, pero si en cambio muestras desde el principio que tienen una bomba debajo y saben que va a  explotar la bomba en 15 minutos el público estará durante todo ese tiempo metido en la acción.

¿Me he ido por las ramas? Bueno, todo tiene su sentido que ya se verá si continúas leyendo. Hablemos ahora de la serie. ¿Una serie que se llama “Mr. Robot”? ¿Sobre hackers? Desde un principio suena insoportable, pero si no le das una oportunidad te vas a arrepentir toda la vida, pues es la gran sorpresa de la temporada estival estadounidense, una obra sobresaliente que contiene lo mejor del David Fincher de los 90, lo mejor de Danny Boyle y lo mejor de la novela gráfica “V de Vendetta”.

Con uno de los mejores arranques de la historia de la televisión se nos presenta a Elliot, técnico informático por el día, hacker vigilante por la noche, un personaje completísimo y que evoluciona de forma increíble gracias a la gran construcción e interpretación del que seguramente suene en los próximos Emmy y Globos de Oro: Rami Malek. Del mismo modo, como afirma la norma no escrita del mundo del cómic la cual declara que no existe un gran héroe sin un gran villano, Martin Wallström consigue estar a la altura con su personaje Tyrell Wellick, un malo no malísimo, con el cual empatizas a ratos pero que consigue que odies a partes iguales.

En el apartado técnico todo lo que encontramos es genialidad. La dirección juega y disfruta con ello, por lo que podemos encontrar miles de recursos que entonan perfectamente con la genial fotografía y banda sonora, como el uso de planos secuencia, planos desde ángulos imposibles, ruptura de la cuarta pared cuando es oportuno por parte del protagonista… La cámara es el espectador, y este está presente en cada suceso. Además, hay que destacar los increíbles inicios de los capítulos, sobretodo de los 4 primeros, que se usan de forma magistral para sustituir a las monótonas cabeceras de las demás series.

Como decíamos al principio, no tiene por sí necesidad de elementos que sorprendan al espectador, no hacen falta giros inesperados pues la genial aura de suspense que acompaña cada capítulo es perfecta, gracias por supuesto a un increíble guion de los que hace tiempo que no vemos por las salas de cine. No obstante, y para contradecir al mismísimo Hitchcock, introducen un giro, ya no inesperado, sino increíble en ese universo donde pensábamos que jamás podría ocurrir algo así y que cambia por completo el sentido de toda la historia, enganchándote aún más si es posible a la serie. Un giro que te obliga a levantarte y aplaudir. Todo esto acompañado siempre de la más ácida y directa crítica muy difícil de encontrar en las producciones norteamericanas, crítica sin pelos en la lengua.

No puedo contar mucho más de esta prácticamente perfecta obra pues todo en ella es asombroso. Solo decir que el capítulo final deja abierta la serie a nuevas y fabulosas posibilidades con el nuevo mundo que presenta, lo que te dejará con inmensas ganas de ver una segunda temporada.

Si no la veis pronto os arrepentiréis, pues esta serie está hecha para pasar a la historia.

J. Justo Moncho

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