«Nunca apagues la luz»; durmiendo con la luz encendida
☆☆☆☆☆
Tras un exitoso corto viral, Hollywood le encarga a David F. Sandberg el largometraje para su terrorífico punto de partida. Una de las cintas más esperadas por los fans del género termina perdiéndose en su puesta de largo por una trama previsible y conservadora, funcionando solamente en los momentos de susto.
Sandberg permite regalarnos lo mejor del filme en su prólogo, claro deudor de su cortometraje; basado en el trabajo de la luz y en el plano fijo. Un trabajo de cámara que pierde tras ese inicio, presentándonos a unos protagonistas aburridos y marcados por clichés habituales del género de terror; el novio de la atormentada protagonista, el niño y unas escenas de transición entre susto y susto aburridas y poco interesantes.
Al igual que le sucede a filmes como Annabelle, la puesta de largo y el buscar un razonamiento y explicación al espíritu oscuro termina yendo muy en su contra; resultando innecesaria ante una base tan sencilla y terrorífica, basada en nuestro innato pavor a la oscuridad.
Aderezado por unas subtramas de lazos familiares y de madre con problemas mentales (alegría al menos la que nos supone ver a María Bello de nuevo en pantalla) que resultan fallidas. Sandberg deja un filme que se pierde en las marcas habituales del género más comercial y efectista. Siendo una decepción para los amantes del género que albergábamos altas expectativas con este título.